A las 9 de la mañana del día de Nuestro Padre Domingo comenzó la sesión para discutir el “texto Lázaro”, es decir, el texto resucitado gracias a la intervención del Maestro de la Orden. El primero que pidió la palabra fue uno de los que propuso su retirada. Como tuvo diez votos de la sala pudo disponer de 15 minutos para razonar su propuesta. Su argumento más fuerte era que una norma de los Capítulos decía que no se repitieran las cosas de capítulos anteriores, etc.
La respuesta que tuvo es que si de los diez documentos trabajados por las distintas provincias sólo se podían recoger diez líneas entre todos, que había que dejarlos vacíos de contenido necesariamente. A pesar de eso, dijimos, hemos leído todos los documentos varias veces (con unas 150 páginas en total) y las Actas de los Capítulos de Bogotá y Roma y que no era cierto que se repitiera en absoluto. Y si no que dijera qué cosas concretas se repetían y lo discutiríamos punto por punto… Tras los quince minutos de discusión se pasó a la votación de la enmienda presentada. Gracias a Dios sólo tuvo un voto de apoyo a su petición además del suyo…
Por lo tanto el documento se discutiría punto por punto como los demás. La nueva versión recogía todos los puntos que habíamos dejado escritos. La única novedad era que decíamos algo esencial sobre cada uno de los documentos elaborados por las provincias y discutidos por las comunidades. Se agruparon en un sólo número para no repetir las fórmulas de presentación de cada uno y a quién correspondía llevar a cabo dicha tarea… La verdad es que el texto ganaba en soltura y agilidad… De todo lo demás no se cambió prácticamente nada y fue aprobándose número por número, tras larga discusión, sin ningún problema. Algunas intervenciones mostraban con claridad que no se habían leído los documentos… Estuve a punto de decirlo en la sala, pero el ex¬–Maestro Carlos Azpíroz, sabio y experimentado me contuvo: El texto va saliendo, no lo defiendas más… Agradeciendo su consejo le dije en voz baja: “E la nave va…” recordando la película de Fellini, Amarcord.
Una vez aprobado nos felicitó Timothy diciendo que en todos los Capítulos Generales el documento de la predicación era el más problemático porque hay muchas maneras muy distintas de entender la predicación y se ponen muchas dificultades de forma, para que salgan ciertas cosas o determinadas opciones. La aprobación culminó con un largo aplauso que los de la comisión agradecimos sinceramente.
Cuando se habló de la evaluación del capítulo pedimos que se encargaran, como esta vez, documentos sobre temas actuales porque enriquecían mucho las discusiones, pero que el texto de predicación no fuera de carácter jurídico o legislativo, pues todos los temas reducidos a normas (exhortaciones, comisiones o peticiones) quedaban exánimes, pobres y miserables.
El mecanismo del Capítulo General, dijimos, es el mismo de todos los Organismos Internacionales: los problemas reales de África, Asia o lo de la extinción de los indios en el Amazonas quedan reducidos a un línea que, por necesidad, tiene que estar más escrita, sin cumplir los protocolos que exige el texto. Es el método para que sigamos con las cosas como están y la conciencia de que en Europa o en los organismos internacionales todo funciona bien. Hemos pedido un texto sobre predicación que sea narrativo y que en vez de ser un resumen de todo, como lo es el prólogo, que sea un texto redactado por el propio Maestro de la Orden para que no se sigan tapando las realidades de la vida tras unas fórmulas asépticas que no consiguen expresar realmente el problema.
Después de comer, volvimos a tener otra reunión hasta las 5, porque nos esperaban 3 autobuses para ir a Split a celebrar la misa el día de Nuestro Padre en el convento dominicano de la ciudad…
Como cierre del capítulo, el Maestro nos recordó los puntos fundamentales y señaló con mucha nitidez las líneas que nos pide… En la discusión consiguiente todos valoramos el enorme respeto y libertad que tenía el Capítulo, pero lejos de su pretensión de no influir, la mayoría pedimos una intervención más activa del Maestro y su consejo. Les pedimos una intervención más propositiva, que ellos vayan marcando las líneas para esta renovación de la predicación de cara a la celebración del Jubileo.
Dubrovnik
Estoy escribiendo esto en el aeropuerto de Dubrovnik. Después de la misa, que incluyó tres profesiones y sus interminables letanías cantadas… discursos, incienso y muchísimo calor… Sobrevivimos. Nos dieron a todos, frailes y feligreses una cena fría extraordinaria que todos agradecimos mucho, pues la liturgia reposada abre mucho el apetito…
El grupo de nuestra Provincia nos dedicamos a pasear por el interior del inmenso palacio de Diocleciano, lleno de tiendas y cafeterías entre grandes columnas. Una experiencia inolvidable. A las 2,30 de la mañana cogíamos el autobús para Dubrovnik, de donde parte nuestro avión para Madrid con escala en Zurich. Tras cinco horas de viaje, hemos llegado a las 7,30, luego otro autobús al aeropuerto. Y aquí estoy escribiendo estas líneas. Los dejo ya, pues tenemos que ir al embarque…
En los próximos días os contaré los puntos en los que puso énfasis el Maestro de la Orden…
fr. Juan Manuel Almarza/dominicos.org