La primera tarea de una madre es cuidar de su descendencia; como verdadera Casa Madre de toda la Orden el Convento de Santa Sabina reza diariamente por todas las entidades que componen la Orden y por el conjunto de la Familia Dominicana.
El convento de Santa Sabina es especial en muchos sentidos. En cierta forma es una réplica en miniatura de la Orden, ya que todas las regiones de la misma están representadas en nuestra comunidad. Indiscutiblemente en ella los hermanos han rezado por la Orden durante muchos siglos, pero desde el comienzo de este año lo hacen de una nueva manera más formal y estructurada, acordándose cada día de una de las entidades.
Siguiendo la recomendación del Maestro de la Orden y de su Vicario para el Convento, fr. Bernardino Prella, el Cantor del Convento, fr. Bruno Clifton, ha preparado un calendario con el fin de llevar a cabo este propósito. En dicho calendario todas las entidades de la Orden están enumeradas en relación con un día de la semana y durante las preces del Oficio de Vísperas el hebdomadario lee en voz alta una oración con la siguiente fórmula:
“Oggi preghiamo per I fratelli di …… e per tutta la Famiglia Domenicana in quella regione”
(Hoy rezamos por los hermanos de… y por toda la Familia Dominicana en esa región)
siguiendo un espacio de silencio donde pueden rezar todos los hermanos.
Este pequeño signo nos mantiene en comunión con toda la Orden de una forma muy especial. Este es el calendario de las oraciones.
El calendario se estructura e dos Ciclos (A y B), cada uno formado por las cuatro semanas del Salterio. Actualmente nos encontramos en el Ciclo A, Semana 2 de Adviento.
Queremos invitar a todos los hermanos y hermanas de la Familia Dominicana a unirse a nuestra oración por toda la Orden siguiendo este calendario. Qué poderosa sería nuestra oración si todos nosotros rezáramos cada día por una intención común, por una entidad de la Orden. Mediante este calendario ninguna entidad queda olvidada y todos podemos rezar en comunión por los demás. Y lo más importante: lo estaremos haciendo todos juntos, formando una verdadera comunión en la oración.
“¡Mirad cuán bueno y cuán agradable es cuando los hermanos (hermanas) viven (y rezan) unidos!” (Salmo 133)
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