¿Qué es la cultura? ¿Podemos hablar de "subculturas"? ¿Cómo se correlacionan la cultura, los procesos de la civilización, y la espiritualidad?
Ofreciendo al lector la respuesta a estas preguntas, el sacerdote y profesor del seminario de la ciudad de Tobolsk Demetrio Kiryanov, describe el sistema de decadencia de la cultura moderna y propone soluciones para salir de la actual crisis cultural.
El problema de qué es la cultura, a pesar de su aparente obviedad, aún es controvertido y no está plenamente resuelto. Incluso en la definición del concepto de "cultura" se observan divergencias. Este concepto se implementa para indicar todo aquello con ayuda de lo cual el hombre perfecciona y desarrolla las diferentes habilidades de su cuerpo y alma, trata, con sus conocimientos y esfuerzos, conocer el universo, realiza su vida social y familiar, así como y civil en su totalidad, más humana, mediante la mejora de las costumbres e instituciones y, por último, expresa, comunica y conserva a través del tiempo la grandeza de la experiencia espiritual y las aspiraciones del hombre, para que éstas sirvan de beneficio a todo el género humano. Como señala el filósofo francés Emmanuel Mounier, "la cultura es la función principal de la vida humana y no una de sus esferas. Para quién se forma, se desarrolla, todo es cultura... La cultura es el hombre... Ella es el crecimiento y la superación" [1].
Muy común es y una comprensión más estrecha de lo que es la cultura, pero sólo entendida como una actividad para crear obras de arte. Sin embargo, éstos dos enfoques no del todo reflejan el verdadero sentido del término - de aquel, el cual está arraigado en el leguaje. La palabra "cultura" está intrínsecamente ligada a la palabra "culto": cuando hablamos sobre cultura, tenemos en cuenta ante todo la cultura del hombre, su mundo espiritual. La palabra latina "cultura", que significa "cultivo", "educación", "formación", "desarrollo", proviene de la palabra cultus "respeto", "adoración", "culto". Esto apunta a las raíces religiosas de la cultura. Habiendo creado al hombre, Dios lo colocó en el paraíso, ordenandole cultivar y cuidar Su creación (Gen. 2, 15).
Es posible estar de acuerdo con N.Berdiaev, quien dijo que "por civilización es necesario denotar a un proceso más que todo social-colectivo, pero por cultura a un proceso ya más personal, y que va más profundo. Por ejemplo, podemos decir que este hombre tiene una alta cultura, pero no podemos decir que este hombre tiene una civilización muy alta. Decimos de una cultura espiritual, pero no decimos de una civilización spiritual" [2]. Iván Ilin como que recoge esta idea: "Un pueblo puede tener una cultura antigua y refinada, pero en materia de civilización externa tener una imagen de atraso. Y viceversa: Un pueblo puede estar a la altura de lo último en técnica y civilización, pero en materia de cultura espiritual experimentar una época de degradación" [3].
La cultura está relacionada en primer lugar con la personalidad del hombre, es un reflejo de su mundo interior, mientras que la civilización refleja más bien el aspecto social y tiene que ver más con las relaciones entre las personas y de las personas con la naturaleza. La cultura es antropocéntrica. Como dijo Jean Lacroix, "el propósito de la cultura es la realización plena de todas las posibilidades del ser humano" [4]. Sin embargo, la realización de todas las posibilidades significa ante todo una visión íntegra del mundo y del hombre en el mundo, una íntegra concepción del mundo. Por eso el concepto de "cultura" en su amplio sentido, como todo aquello lo que es creado por el hombre, resulta sinónimo del término "civilización", y no refleja el componente esencial de la cultura. Nuestra tarea consiste en revelar el núcleo de valor en la cultura, que define el sentido mismo del concepto. Desde esta perspectiva, el término de cultura será un concepto estrecho al concepto de "espiritualidad".
Iván Ilin escribe que la cultura comienza allí, donde el contenido espiritual busca una forma veradera y perfecta de expresarse a sí mismo. La espiritualidad, como señala V.Lega, "es la expresión de la unidad total de las características esenciales de la naturaleza humana - inteligencia, libertad, creación, belleza" [5]. La espiritualidad es al mismo tiempo la aspiración constante del hombre hacia los más altos y absolutos valores espirituales. Estos valores son la Verdad, el Bien y la Belleza. La espiritualidad tiene tres componentes -la moral, la belleza, el saber. Ser un hombre espiritual significa aspirar a estos valores y reconocer, por consiguiente, su existencia, creer que existe la verdad, que puede ser conocida por el hombre, que existe el bien, que es necesario apresurarse a realizarlo, que es lo que es la belleza. Así, el principio constitutivo de la espiritualidad es la fe en la existencia objetiva de la Verdad, el Bien y la Belleza, en otras palabras, es la fe en Dios. Deducir la espiritualidad de los elementos materiales que componen la naturaleza es tan sin sentido como tratar de dar a un simple cúmulo de átomos libre albedrío y raciocinio.
Espiritualidad y cultura son dos aspectos de un proceso esencial: la espiritualidad es un hecho de la percepción subjetiva del hombre, mientras que la cultura es la manifestación de la espiritualidad hacia los demás. En este sentido, se pone de manifiesto el lazo indisoluble de la cultura con la religión. La cultura se desarrolla bajo la influencia directa de la inspiración religiosa, es decir es "sacra"; en la vida social ella se expresa a través del arte religioso, de la teología y por una forma especial "espiritual" de vida. Siendo fruto de la actividad humana, la cultura surge sólo como consecuencia de la fe humana en la objetividad de la Verdad, el Bien y la Belleza. Para el cristiano, está claro que aquí sólo se puede estar hablando de Dios, que es la Verdad y el Amor, y, por lo tanto, la verdadera cultura es siempre el resultado de la fe humana en Dios, la reverencia ante Él, el servicio a Él y el conocimiento de Él.
El cristianismo ha sido y sigue siendo el fundamento y el motor de la cultura, es imposible no tomar en cuenta su papel en el arte, la filosofía y en la organización práctica de la conducta humana, que nosotros llamamos moralidad. La iglesia consagra y crea una verdadera cultura. "La Iglesia permite de una manera nueva ver al hombre, su mundo interior, el sentido de su existencia. Como resultado tenemos de que si la creatividad humana se consagra, ella vuelve a sus raíces religiosas que tenía de origen. La iglesia ayuda a la cultura a pasar las fronteras del hacer puramente terrenal, ofreciendo la vía de la limpieza del corazón y de la unión con el Creador, ella la hace abierta al trabajo conjunto con Dios" [6].
La cultura expresa los "valores", es decir, los ideales de la vida y del pensamiento que se manifiestan en las normas de los juicios y acciones. Estas búsquedas y afirmación de los "valores" pueden, si no se les presta la suficiente atención a ellos, entrar en conflicto con el cristianismo, contraponiéndole a éste el valor positivo del conocimiento, el valor humano del progreso y de la autoafirmación, el valor del éxito y, por consiguiente, el orgullo y la presunción humana. Todo esto es característico del mundo moderno. Para muchas personas el mundo no comparece ahora como una manifestación de Dios, sino que se convirtión en un campo de construcción para el hombre, y este último se autoafirma más en sus planes para el futuro, que en sus memorias. La cultura es percibida sólo como una reliquia del pasado, como algo que debe cambiar debido a cambios asociados con el progreso de la humanidad. El hombre no aspira ya a estar arraigado en la cultura, en la cultura que lo formó, que formó el sistema de valores de la sociedad. Él aspira cambiar estos valores, que en última instancia, conduce inevitablemente a la destrucción de la cultura. Margaret Med explica que las causas de la "alienación" del hombre moderno de la cultura tradicional están en que éste pasó de la "cultura postfigurativa, que se orienta al modelo del pasado, a la cultura configurativa, para la cual el modelo social predominanate es la conducta de los contemporáneos, y luego a la prefigurativa, una fase completamente nueva del desarrollo cultural, marcada por la convicción de que nada del pasado de la humanidad tiene sentido y pueda servir al futuro" [7].
Esta actitud hacia la cultura tradicional lleva a la pérdida de la verdadera cultura, al cambio del propio concepto de "cultura". Hoy por cultura nombran no sólo aquello que está ligado a los valores supremos del hombre. Han aparecido los conceptos de cultura de masas, cultura underground, subcultura. En una conferencia realizada en la ciudad Tiumén, que estaba dedicada al Día de la cultura y escritura eslava, un respetado profesor hablaba sobre la cultura de los grafitti (pintadas en las paredes de las calles, en las cubiertas de los cuadernos de los estudiantes). Hoy en día, también a esto nombran cultura. Sin embargo, tal comprensión contradice la propia etimología de la palabra la cultura. La cultura es cultivar. "Cultivar un campo, dice el filósofo francés Jacques Mariten, - significa implementar el trabajo del hombre, para forzar a la naturaleza a dar frutos, que por sí misma es incapaz de producir, ya que lo único que puede producir por sí misma es una vegetación "salvaje"" [8].
En su tiempo, el notable filósofo religioso ruso I.A.Ilin señalaba que "en los primeros siglos pensaban con frecuencia que es necesario aceptar a Cristo y rechazar al mundo. El mundo "civilizado" de nuestros días -acepta al mundo y rechaza a Cristo... La correcta solución está en aceptar al mundo como consecuencia de la aceptación de Cristo y, basandose en esto, crear una cultura cristiana; que, partiendo del espíritu de Cristo - bendiga, comprenda y transforme creativamente al mundo..." [9]
La tarea de crear una cultura cristiana exige un responsible acceso al mundo y la creatividad alegre en él para la gloria de Dios, y la cultura moderna secularizada y no cristiana, de acuerdo con I.A.Ilin, está sujeta "a la revisión y renovación creadora en el espíritu del cristianismo" [10].
Kiryanov, Dimitry, priest
Bibliografía
[1] Cit. por: P. Poupard. La Iglesia y la cultura. - Milán-Moscú, 1993. - pag. 10.
[2] Berdiaev N.A. Sobre la esclavitud y libertad del hombre. - París, 1939. - pag.. 108.
[3] Ilin I. A. Los fundamentos de la cultura cristiana / Ilin I. A. Obras escogidas en10 vol. - М., 1993, Т. I. - pag.. 300.
[4] Cit. por: P. Poupard. La Iglesia y la cultura.- pag. 11.
[5] Lega V. A. Sobre los fundamentos de la cultura cristiana / La cultura Ortodoxa: Conceptos, programas de estudios, bibliografía. - М., 2003. - pag. 22.
[6] Fundamentos de la concepción social de la Iglesia Ortodoxa Rusa. - М., 2001. - pag. 111.
[7] Cit. por: P. Poupard. La Iglesia y la cultura.- pag. 19.
[8] Maritain J. Religión y cultura / Maritain J. Conocimiento y sabiduría. - М., 1999. - pag. 39.
[9] Ilin I.A. Los fundamentos de la cultura cristiana / Ilin I. A. Artista solitario. Artículos, discursos, conferencias. - М., 1993. - pag. 320.
[10]Ibíd. - pag. 32
Publicado por Silvia S.A
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