Este sitio está dirigido a todos aquellos Laicos que se sienten llamados y desean integrar nuestra legión de predicadores, teniendo como modelo a Santo Domingo de Guzmán, con la necesidad de estar comprometidos con nuestro carisma y con la Iglesia, que sin abandonar su vida cotidiana en su hogar, en su familia, en su trabajo, siempre están cerca de sus hermanos llevando el mensaje de la Buena Nueva. En sus orígenes los laicos Dominicos integraban las Terceras Órdenes, abarcaban a hombres y mujeres que vivían en el mundo, conservaban sus bienes, y aspiraban a seguir el ideal evangélico, debían "despreciar el lujo de los vestidos, los refinamientos de la mesa, la frivolidad de las distracciones mundanas... y finalmente asumir un compromiso apostólico, en su propio ambiente". Hoy si bien todo es diferente, el laico Seglar Dominico se identifica por su carisma especifico de la predicación. Santo Domingo quiso que su orden sea de predicadores y hoy, su deseo está tan vigente como cuando Él la fundara. Somos nosotros un testimonio para la Iglesia entera respecto a la importancia de la predicación. Este carisma pertenece a toda la Familia Dominicana en bien de la iglesia. La colaboración entre Frailes, Hermanas y Seglares es el signo de la participación en el mismo carisma, por cuanto nuestras comunidades ofrecen una permanente formación doctrinal y practica a quienes colaboran con nosotros en la predicación de la palabra de Dios. Nuestra predicación esta adecuada a los tiempos que nos toca vivir, llevando un mensaje actual, con un lenguaje de hoy y no de ayer, especialmente cuando nuestros pueblos buscan sobre todo trabajo, paz, comida y una vida digna, por cuanto nuestra misión debe ser multifacético. Ser un laico predicador es estar presente especialmente en aquellas áreas de necesidad en la que la iglesia tiene dificultad de responder, llevando un mensaje capaz de despertar esperanza, es por ello que el joven debe predicar al joven, el Padre de familia a quienes viven la experiencia de ser padres, el obrero al obrero, el estudiante en sus lugares de estudio, el político en el ámbito de la política, etc. Predicar desde el laicado ofrece la perspectiva de presentar a un Jesús liberador en medio de una serie de diversas realidades, en donde algunas veces algo invita e intenta llevar a la enajenación y al consumismo. La Predicación desde el laicado es poder proclamar la verdad como única alternativa en una sociedad en donde los medios de comunicación y las propuestas estatales adolecen de sinceridad y se recrean en muchas ocasiones en el engaño. La Predicación desde el laicado permite a quienes viven la realidad y la dificultad de las relaciones en el matrimonio, entender de forma vivencial la importancia de la presencia viva de Dios en al pareja y en los hijos. Predicar desde el laicado es la propuesta que presenta al mundo de hoy los Seglares Dominicanos, demostrando que se puede compartir el evangelio aún a pesar de las múltiples ocupaciones y responsabilidades en las agendas diarias llenas de tareas de la casa, la familia, el trabajo y la sociedad, que poco tiempo tienen libre para la vida con Dios. El laicado predicador puede en esto confirmar su potencial eficiencia. Predicar el Evangelio desde el laicado ofrece la oportunidad de compartir los momentos de duda y desilusión, pero al mismo tiempo las respuestas de Fe y fortaleza. Uno de los grandes aportes que la tarea de Predicación desde el laicado puede dar, por su rápida capacidad de adaptación y penetración en los medios claves de la actividad social, es su presencia innata en los espacios de decisión económica, social, política, cultural y tecnológica. Al mismo tiempo presenta esa capacidad interactiva entre el medio y la Fe, que hará más legible lo que predicamos, "ser corazón del mundo en la Iglesia y presencia de la Iglesia en el mundo" es una oportunidad única, que no podemos desperdiciar, un buen trabajo en ese sentido reflejaría de forma inmediata la capacidad transformadora del evangelio, especialmente en un mundo en la búsqueda de Dios. La predicación desde el laicado identificado con el carisma Dominicano, ofrece una dinámica única para la humanidad, al no ser adoctrinamiento, ni imposición, sino un espacio de diálogo auténtico que invita a la reflexión y a la búsqueda. Una buena formación del laico predicador permitirá eliminar muchos temores y transmitir con mayor fidelidad la palabra, pero para predicar con total confianza y muy lejos de los temores a equivocarnos es necesario, cultivar una vida muy cercana al proyecto de Dios desde la oración, desde esa constante de contemplar a Dios. Por ello además de una sistemática y férrea formación, humana, cultural y teológica. Santo Domingo de Guzmán se preocupó por una vida de oración para sus predicadores. Solo estudiando bien apuntalado en la vida de Dios, es posible atreverse a dialogar y penetrar en las culturas sin perder los principios y fundamentos. No hay Dominico predicador que no esté dedicado plenamente a la Oración y esto debe estar muy claro para el laico Dominicano, una vida de oración comienza desde el amanecer, no hacen falta muchas palabras para compartir con Dios todos nuestros momentos, Con Dios compartiremos nuestros trabajos, nuestros éxitos y nuestras decepciones. A Dios le pediremos cuanto necesitamos una y mil veces, A Dios agradeceremos lo que a lo largo del día obtenemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario