LOS DOMINICOS, DESTACADOS DEFENSORES DE LOS INDIGENAS

Los franciscanos abrieron la brecha y marcaron las pautas de la evangelización en la Nueva España, pero los dominicos vinieron a implantar nuevas rutas, creando incluso controversias sobre los procedimientos de evangelización, lo que obligó a la reflexión y el análisis. Esta orden fue constituida en Europa mediante la Bula “Religiosam Vital” del papa Honorio III (fechada en Roma el día 22 de diciembre de 1216) bajo el nombre de Orden de Predicadores.

Al igual que los franciscanos, los dominicos llegaron a México en número de 12, recordando a los primeros apóstoles de Jesús. Arribaron a nuestro país en 1526 bajo la dirección de fray Tomás Ortiz, quien regresó a España al año siguiente. No obstante, el establecimiento de los dominicos se debió a fray Domingo de Betanzos y al sucesor de fray Ortiz: fray Vicente Santa María.

Para 1559, la Orden tenía 40 casas y 210 religiosos, quienes trabajaron con ahínco, y por lo mismo, un siglo después estarían organizados en cuatro provincias a las que denominaron: Santiago de México (1535), San Vicente de Chiapas y Guatemala (1551), San Hipólito de Oaxaca (1595) y la de los Santos Ángeles de Puebla (1656).

Los dominicos fueron los evangelizadores de los mixtecas y zapotecas, y de los indios de Chiapas, donde destacó la labor de fray Bartolomé de las Casas, a quien el historiador Agustín Yáñez proclamó “Padre y doctor de la Americaneidad”. Fray Bartolomé dejó a México innumerables escritos sobre las costumbres y abusos cometidos contra los indígenas de todo el continente y, aunque algunos lo consideran el iniciador de la “Leyenda negra de España”, lo cierto es que consagró su vida a la defensa de los naturales y como obispo de Chiapas, excomulgó a los españoles que tenían esclavos. Los dominicos heredaron al país 19 obispos, entre ellos, los frailes Julián Garcés y Antonio Alcalde.

En sus primeros años de trabajo, la orden tuvo diferencias de criterios con los franciscanos y a pesar de la amistad que existió entre fray Domingo de Betanzos con el franciscano fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, algunas de sus diferencias tuvieron que ser ventiladas en la propia Audiencia en 1529 y 1530, con la finalidad de que la autoridad civil fungiera como mediador para la distribución territorial de sus misiones. También hubo diferencias en el proceder de la catequesis.

Los dominicos contaron con magníficos cronistas, entre los que destacaron Agustín Dávila Padilla, Alonso Francisco, Hernando de Ojea y Juan José de la Cruz Moya, quienes abordaron la historia de la Provincia de Santiago de México, como también lo hicieron Francisco Burgoa sobre la de San Hipólito de Oaxaca, y Antonio de Remesal, quien escribió sobre Chiapas y Guatemala.

Los dominicos llegaron a México reconociendo en el pobre y en el que sufre el rostro de Dios; experimentando la compasión que Santo Domingo de Guzmán había aprendido en el seguimiento Jesucristo. La labor que realizaron con los pueblos indígenas es invaluable y digna de múltiples reconocimientos.

El 2 octubre 2002 se inició en Sevilla, en la Parroquia de Santa María Magdalena, la causa de beatificación de fray Bartolomé de las Casas (1474-1566), el incansable defensor de los derechos de los amerindios durante el descubrimiento y posterior colonización de América.

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ALGUNOS DATOS DE LA ORDEN EN MEXICO.

Congregación: Dominicos

Nombre oficial: Orden de Predicadores

Fundador: Santo Domingo de Guzmán

Lugar de origen: España

Carisma: Contemplación, predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas.

Habito: Se compone de una túnica ceñida por una correa de la que pende un rosario, un escapulario (tira de tela que se mete por la cabeza para cubrir pecho y espalda) que cae hasta los tobillos, esclavina (capa pequeña que cae a la altura de los hombros) con amplio capillo o capucha, todo esto de color blanco, y para salir, una amplia capa con esclavina de color negro.

Provincia de Santiago de México

Prior Provincial: Fray Gonzalo Ituarte Verduzco

Dominicos en la Provincia de Santiago: 137 frailes (93 sacerdotes)