¡Señor. Tú sabes que me angustia pensar en la falta de trabajo de los míos. Tú sabes que me apena no poder solucionar los problemas de los que tengo alrededor. Tú sabes que me revelo por que no das la salud a gente que necesitamos sana para el bien de muchos. Tú sabes que, con frecuencia, me enfado contigo porque no me concedes al momento lo que te pido.
Pero tú sabes también que tengo confianza en ti, y se que tú siempre me darás lo que necesite y cuando lo necesite. Por eso, Jesús, muchas gracias.
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