Excelencias,
Ninguno de nosotros puede sentirse indiferente con lo que está sucediendo en Irak en este momento. Lo que vemos que sucede allí está clamando por la solidaridad y una respuesta coordinada para detener la extrema violación de los derechos humanos contra las minorías indefensas que están privadas de su dignidad humana básica. Es una violación del Derecho Humanitario Internacional y es un crimen contra la humanidad. Nuestros propios hermanos y hermanas están entre estas personas, y nos mantienen continuamente informados de su situación aterradora. Los delincuentes plantean una seria amenaza no sólo para todo el pueblo de Irak y de todos sus países vecinos, sino también para todos nosotros, ya que representan una mentalidad y una manera de concebir la vida que, de tener éxito, atraerá a muchos más adeptos, los cuales podrían poner en peligro a cualquier estado. Si bien el conflicto parece ser acerca de la religión, de hecho, no tiene nada que ver con la religión ya que Dios es un Dios de vida y no de muerte.
Es una bendición para nosotros el tener un foro como el de las Naciones Unidas, donde existe el compromiso de construir un mundo armonioso y pacífico. Sin embargo, muchas personas en situaciones frágiles se vuelven escépticas de su accionar ya que sus gritos de ayuda y de protección terminan en oídos sordos. Esta crisis actual puede ser una oportunidad para salir de una mentalidad centrada sólo en "nuestros propios intereses nacionales" hacia otra, centrada en asegurar la preservación de la vida y la dignidad humana de cada persona, independientemente de su raza, origen étnico, religión, o cualquier otra identidad.
Elogiamos los esfuerzos de aquellos países que están respondiendo las necesidades de seguridad y ayuda humanitaria de las personas que huyen de Iraq. Sin embargo, esto todavía no es suficiente para garantizar su supervivencia. Cuando un Estado no tiene la capacidad de controlar los niveles brutales de violencia, con los que todo el mundo está de acuerdo en que deben ser detenidos (como es el caso ahora en Irak), entonces la comunidad internacional tiene la obligación de intervenir para eliminar la capacidad de violencia de los delincuentes.
A la luz de esto, hacemos un llamado a usted ya todos los Estados miembros de las Naciones Unidas
Que se evalúe esta crisis en Irak hoy y se asegure el despliegue inmediato de las unidades militares especializadas, de la mayor cantidad posible de países, para que se cuente con la capacidad necesaria de detener la limpieza étnica y sectorial, que se está desarrollando; garantizar el retorno seguro de los refugiados a sus hogares; y llevar a los responsables ante la justicia.
Que se detenga la provisión de cualquier tipo de armas a los delincuentes y se sancione a los que sigan proporcionándoles armas.
Que se responda inmediatamente para desarticular la crisis humanitaria que actualmente está en aumento.
Que se proteja a los miembros perseguidos de grupos minoritarios y, de acuerdo con el Derecho Humanitario Internacional, que se les conceda asilo sin demora.
Que se pongan en marcha de inmediato las condiciones para el diálogo y conversaciones de paz que incluyan a todos los sectores de la sociedad.
Esperamos y oramos para que usted y sus gobiernos respondan a esta convocatoria urgentemente.
P. Bruno Cadoré OP
Maestro de la Orden de los Dominicos (Orden de Predicadores)
(14 de agosto de 2014)
Emitido por el P. Mike Deeb OP, Delegado Permanente de la Orden Dominicana ante las Naciones Unidas
Las consultas a mike.deeb@un.op.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario