¡Señor!, el misterio de la Sabiduría, de tu Sabiduría, de la que nos has hecho partícipes a tus criaturas racionales, sólo podemos entenderlo poniéndonos a la escucha de tu Palabra revelada. Háblanos, que te escuchamos.
Hoy acudimos al libro sagrado que llamamos el Eclesiástico, y, al leerlo, queremos saborear luminosa y plácidamente algo de lo que Tú nos ha dicho por medio de él.
Muéstranos, Señor, tu verdad: que la sabiduría es tu obra; que vivir en sabiduría es vivir en reverente temor a ti; y que sus brotes son la paz y la salvación.
El misterio de la Sabiduría divina ( Libro del Eclesiástico 1, 1-20 )
" Toda sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. La arena de las playas, las gotas de la lluvia, los días de los siglos, ¿quién los contará?
La altura del cielo, la anchura de la tierra, la hondura del abismo, ¿quién los rastreará?
Antes que todo fue creada la sabiduría; la inteligencia y la prudencia, antes de los siglos.
La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?; la destreza de sus obras, ¿quién la conoció? Uno solo es sabio, temible en extremo; está sentado en su trono, {Dios}.
El Señor en persona creó la Sabiduría, la conoció y la midió, la derramó sobre todas sus obras; la repartió entre los vivientes.
Según su generosidad se la regaló a los que lo temen.
Porque el temor del Señor es gloria y honor, es gozo y corona de júbilo; el temor de Dios deleita el corazón, trae gozo y alegría y vida larga. El que teme al Señor tendrá buen desenlace, el día de su muerte lo bendecirán.
Principio de sabiduría es temer al Señor; ya en el seno se crea con el fiel. Asienta su cimiento perpetuo entre los hombres y se mantiene con su descendencia.
La plenitud de la sabiduría es temer al Señor: con sus frutos sacia a los fieles; llena de tesoros toda su casa, y de sus productos colma las despensas.
La corona de la sabiduría es temer al Señor; sus brotes son la paz y la salud.
Dios hace llover la inteligencia y la prudencia, y exalta la gloria de los que la poseen.
La raíz de la sabiduría es temer al Señor, y sus ramos son una vida larga".
Danos, Señor, la gracia de ser conscientes, por el tesoro de tu sabiduría; de vivir en santo amor y temor, para estar siempre contigo; de actuar con prudencia, para que el fruto de paz y salvación sea copioso. Amén.
Hoy acudimos al libro sagrado que llamamos el Eclesiástico, y, al leerlo, queremos saborear luminosa y plácidamente algo de lo que Tú nos ha dicho por medio de él.
Muéstranos, Señor, tu verdad: que la sabiduría es tu obra; que vivir en sabiduría es vivir en reverente temor a ti; y que sus brotes son la paz y la salvación.
El misterio de la Sabiduría divina ( Libro del Eclesiástico 1, 1-20 )
" Toda sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. La arena de las playas, las gotas de la lluvia, los días de los siglos, ¿quién los contará?
La altura del cielo, la anchura de la tierra, la hondura del abismo, ¿quién los rastreará?
Antes que todo fue creada la sabiduría; la inteligencia y la prudencia, antes de los siglos.
La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?; la destreza de sus obras, ¿quién la conoció? Uno solo es sabio, temible en extremo; está sentado en su trono, {Dios}.
El Señor en persona creó la Sabiduría, la conoció y la midió, la derramó sobre todas sus obras; la repartió entre los vivientes.
Según su generosidad se la regaló a los que lo temen.
Porque el temor del Señor es gloria y honor, es gozo y corona de júbilo; el temor de Dios deleita el corazón, trae gozo y alegría y vida larga. El que teme al Señor tendrá buen desenlace, el día de su muerte lo bendecirán.
Principio de sabiduría es temer al Señor; ya en el seno se crea con el fiel. Asienta su cimiento perpetuo entre los hombres y se mantiene con su descendencia.
La plenitud de la sabiduría es temer al Señor: con sus frutos sacia a los fieles; llena de tesoros toda su casa, y de sus productos colma las despensas.
La corona de la sabiduría es temer al Señor; sus brotes son la paz y la salud.
Dios hace llover la inteligencia y la prudencia, y exalta la gloria de los que la poseen.
La raíz de la sabiduría es temer al Señor, y sus ramos son una vida larga".
Danos, Señor, la gracia de ser conscientes, por el tesoro de tu sabiduría; de vivir en santo amor y temor, para estar siempre contigo; de actuar con prudencia, para que el fruto de paz y salvación sea copioso. Amén.
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