Como bien lo sabemos, cuando empezamos a meditar lo hacemos con mucha confusión en nuestro alrededor. Ni siquiera entendemos porqué estamos meditando. Casi todos comenzamos con cierta duda. Sabemos de ello e iniciamos pero no muy convencidos. Pero poco a poco empieza a aparecer un rayo de luz... y esa luz es Cristo que vive y se encarna cada dia de nueva cuenta en nuestros corazones en la medida que aspiremos a la santidad.
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