Atenas
La Iglesia ortodoxa griega no tiene la intención de dejar a los sacerdotes celebrar la divina liturgia en griego moderno, como quería un obispo. La gran mayoría del Santo Sínodo ha optado por mantenerse fiel al «koiné», el griego hablado hace 2000 años, lengua en que se escribieron algunos de los textos del Nuevo Testamento, y que ha contribuido, según los obispos ortodoxos, al «misterio» de la liturgia. El debate ha sido suscitado por el obispo de Kilkision, Apostolos, quien había traducido los textos litúrgicos al griego moderno y celebrado la liturgia en esta lengua. Proponía hacer algo parecido a lo que hizo el Concilio Vaticano II en la Iglesia católica, al permitir la utilización de lenguas vernáculas en la misa, aunque mantuvo el latín como idioma litúrgico. Denunciado por 31 fieles, el obispo Apostolos ha sido recientemente convocado por el Santo Sínodo. El prelado se defendió afirmando que no veía nada malo en esta decisión que busca «hacer asequible la liturgia al pueblo». «La mayoría de la gente no comprende la lengua de la liturgia», explicó,. «No comprenden una palabra». «Es una de las razones por las que muchas personas, en particular los jóvenes, no van a la iglesia», añadió. En el Santo Sínodo, Apostolos fue apoyado solamente por dos de sus hermanos en el episcopado. Al constatar la oposición del resto de los obispos, prometió que no volverá a celebrar la liturgia en griego moderno. El jefe de la Iglesia ortodoxa de Grecia, el arzobispo Christodoulos, le comunicó que «si considera que hay que hacer cambios, tiene que presentar sus propuestas por escrito para que sean examinadas por una comisión» especial del Santo Sínodo. Los defensores del «koiné» consideran que atraer a la gente a la iglesia con el griego moderno no es una buena idea. Con «su belleza, su fuerza y su esplendor» la liturgia tradicional de los ortodoxos hace mucho más por la fe de lo que podría hacer la comprensión precisa de las palabras.
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