Desbaratando la leyenda negra sobre el santo tribunal de la inquisición
¿Cuál es la verdad sobre la Inquisición?
Tomás de Torquemada, Primer
Gran Inquisidor de España
Es como un tema tabú del que a primera vista el gran público tiene pocos datos claros y concretos, pero la opinión general es que, en efecto, se trata de un error histórico que empaña fuertemente la idea que se tiene de la Iglesia Católica. Se trata de un tema que despierta mucho interés y curiosidad cuando se habla de los errores de la Iglesia Católica en siglos pasados.
La idea generalizada que se tiene de la Inquisición ( ó Santo Oficio) es el de un tribunal intolerante, dirigida por autoridades de la Iglesia, que juzgaba delitos y sobre todo herejías o errores contra la fe y que dictó miles de sentencias de muerte a los culpables sólo por motivos religiosos. Este tribunal se remonta a 1242 y fue abolido en 1834.
La leyenda negra
El Papa Sixto IV promulgó la bula Exigit
sinceras devotionis affectus, por la que
quedaba constituida la Inquisición para la
Corona de Castilla, y según la cual el
nombramiento de los inquisidores era
competencia exclusiva de los monarcas.
Sobre la Inquisición (los milenarios enemigos de Cristo y de la Iglesia) han escrito muchas cosas a lo largo de los siglos. Especialmente algunas versiones en forma exagerada con la finalidad de desprestigiar a la Iglesia. Alrededor de este tema (y de otros similares) se gestó lo que se llama la leyenda negra que fue promovida por algunos personajes ; alguno de ellos afirma por ejemplo, que la Inquisición llevó a la muerte a unas 30, 000 personas. También esta leyenda se asoció al abuso de la tortura y del enriquecimiento de los tribunales mediante la confiscación de los bienes de los reos. Por ejemplo, durante el siglo XVIII se difundieron grabados sobre la tortura inquisitorial del francés Picart, que no corresponden a la realidad histórica. Por otro lado es un hecho inobjetable que la tortura ya existía y no fue invento del Santo Oficio.
La polémica sobre la Inquisición se nutre también de otra actitud muy distinta a la ya expuesta: la ignorancia histórica, no tener el correcto contexto de los hechos, el desconocimiento de las mentalidades de épocas pasadas, la escasez de estudios comparativos entre la justicia civil y la inquisitorial. Por supuesto, también los prejuicios anti-católicos.
Los historiadores se han ocupado de esta institución de modo científico, especialmente desde un Congreso internacional celebrado en España en 1978. Hace relativamente poco la Santa Sede ha convocado en Roma a expertos de diversos credos y nacionalidades para clarificar la actuación histórica del Santo Oficio.
¿Cuándo y por qué nació el tribunal de la Inquisición?
El primer tribunal inquisitorial para juzgar delitos contra la fe nació en 1220, en Sicilia. Lo estableció el Papa Honorio III a petición del emperador alemán. Estaba formado por teólogos franciscanos y dominicos.
Ese tribunal juzgaba delitos de herejía. Conviene tener en cuenta que, desde los inicios de la Iglesia, se tenía como verdad común que la religión y la violencia son incompatibles. Cuando hay alguno que yerra en materia de fe, el Evangelio recomienda corregir y amonestar. En otras palabras, Jesucristo no enseñó reprender violentamente los errores en esta materia. Si se hizo después, fue por errores humanos y también por mentalidades de la época que, hoy en día, son difícilmente comprensibles para la nuestra de los siglos XX y XXI.
En aquella época siglos XIII la herejía pasó a ser un delito comparable al de quien atenta contra la vida del rey, es decir, de lesa majestad, castigado con la muerte en hoguera como se acostumbraba por ejemplo entre los romanos.
¿Por qué se consideraba la herejía como un grave delito? Sobre todo porque algunas atacaban algunos pilares de la moral cristiana y de la organización social de la época. Inicialmente se intentó que sus seguidores abandonaran la heterodoxia a través de la predicación pacífica encomendada a los recién fundados dominicos; después se procuró su desaparición mediante las cruzadas. En esas difíciles circunstancias nace el primer tribunal de la Inquisición.
El periodo más difícil
Isabel la Católica
Aunque la Inquisición existía desde el siglo XIII, y su actuación fue moderada, con la llegada de los Reyes Católicos (Fernando e Isabel) al poder, a finales del siglo XV, el Santo Oficio cambió de modo notable. Los reyes de España consideraron que la unidad religiosa debía ser un factor clave en la unidad territorial de sus reinos. La conversión de las minorías judías y musulmanas era la condición para conseguirlo; algunos se bautizaron con convencimiento, otros no y éstos fueron perseguidos por la Inquisición.
En España hubo muchas variantes en el modo como se trató a los judíos a lo largo de la historia. Había judíos asentados en España desde el final del Imperio Romano. Durante la etapa visigoda fueron tolerados y perseguidos en distintas épocas. Algunos reyes castellanos y aragoneses supieron crear condiciones de convivencia pacífica, pero el pueblo no miraba con buenos ojos a los hebreos prestamistas (el interés anual legal de los préstamos ascendía al 33%); además se les consideraba, de acuerdo con una actitud muy primaria, culpables de la muerte de Jesucristo. El malestar se transformó a finales del siglo XIV en revueltas y matanzas contra los judíos en el sur y levante español.
Fernando V de Castilla y II de Aragón,
llamado el Católico
Los Reyes Católicos no sentían animadversión personal contra los hebreos (el propio rey Fernando tenía sangre judía por parte de madre) y en su corte se hallaban financieros, consejeros, médicos y artesanos hebreos. Los judíos vivían en barrios especiales y entregaban tributos directamente al rey a cambio de protección. El deseo de unión religiosa y de evitar matanzas populares impulsaron a los Reyes a decretar la expulsión de los judíos españoles (unos 110.000) en marzo de 1492. La alternativa era recibir el bautismo o abandonar los reinos, aunque se preveían consecuencias económicas negativas en los territorios españoles. Sólo unos 10.000 hebreos se adhirieron a la fe cristiana y, entre ellos, bastantes por intereses no religiosos. Entonces surgió el criptojudaísmo, la práctica oculta de la religión de Moisés mientras se mantenía externamente el catolicismo. Contra estos falsos cristianos, como se ha dicho, actuó la Inquisición.
Respecto a los musulmanes, unos 350.000 en el siglo XV, la política fue similar. Se intentó de modo más o menos adecuado su conversión tras la toma de Granada, pero al comprobar que su asimilación no era satisfactoria se procedió a la expulsión de los no conversos, tras muchos enfrentamientos, en 1609, bajo el reinado de Felipe III.
Durante el siglo XVII aparece con fuerza el fenómeno social de la limpieza de sangre: para acceder a determinados cargos u oficios era necesario ser cristiano viejo, es decir, no tener sangre judía o musulmana en los antepasados recientes.
En resumen, parece ser que las razones de funcionamiento de este Tribunal se debían a la mentalidad de la época de querer controlar religiosamente a la sociedad, unificando la fe de todos para defenderse de la ruptura protestante y evitar guerras de religión.
¿Qué delitos juzgaba el Tribunal de la Inquisición y cuáles eran las penas?
Inicialmente el tribunal fue creado para frenar la heterodoxia entre los bautizados: las causas más frecuentes eran las de falsos conversos del judaísmo y mahometismo; pronto se añadió el luteranismo con focos en Sevilla y Valladolid; y el alumbradismo, movimiento pseudo-místico. También se consideraban delitos contra la fe, la blasfemia, en la medida que podía reflejar la heterodoxia, y la brujería, como subproducto de religiosidad. Además, se perseguían delitos de carácter moral como la bigamia. Con el tiempo se introdujo el delito de resistencia al Santo Oficio, que trataba de garantizar el trabajo del tribunal.
La pena de muerte en hoguera se aplicaba a hereje contumaz no arrepentido. El resto de los delitos se pagaban con excomunión, confiscación de bienes, multas, cárcel, oraciones y limosnas penitenciales. Las sentencias eran leídas y ejecutadas en público en los denominados autos de fe, instrumento inquisitorial para el control religioso de la población.
El número de víctimas: ¿es posible saber cuántas fueron?
La Inquisición tuvo una larga vida en España: se instauró en 1242 y no fue abolida formalmente hasta 1834. Sin embargo, su actuación más intensa se registra entre 1478 y 1700, es decir, durante el gobierno de los Reyes Católicos y los Austrias. En cierto sentido no se puede calcular el número de personas afectadas por la Inquisición: la migración forzosa de millares de judíos y moriscos; la deshonra familiar que comportaba una acusación del tribunal durante varias generaciones; la obsesión colectiva por la limpieza de sangre, lo hacen imposible.
Respecto al número de ajusticiados no hay datos definitivos porque hasta ahora no se han podido estudiar todas las causas conservadas en archivos. Aunque parciales, son más próximos a la realidad los estudios realizados por los profesores Heningsen y Contreras sobre 50.000 causas abiertas entre 1540 y 1700: concluyen que fueron quemadas 1.346 personas, el 1,9% de los juzgados. Es posible, aunque la cifra no sea definitiva, que los ajusticiados a lo largo de la historia del tribunal fueran unos 5.000.
Obviamente para contrarrestar las leyendas negras no es argumento mostrar cifras peores de otras pesadillas históricas; pero de todas maneras, por contraste, cabe recordar que los Comunistas en menos tiempo asesinaron a millones de personas; como así también el aborto asesina miles y miles de inocentes por año.
En el caso de la Nueva España también ha habido su leyenda negra, exagerando notablemente los números de ajusticiados. Se sabe, con rigor histórico, por ejemplo, que durante los siglos que funcionó el Santo Oficio en México los condenados a muerte fueron 40 personas.
Conclusión
Se puede decir que objetivamente para los historiadores serios que han abordado serenamente el tema, los datos conclusivos, siendo históricamente reales, no son del orden y dimensiones exagerados de lo que popularmente se suele decir de esta institución. En otras palabras, los investigadores serios (incluso no católicos o no cristianos) que han estudiado este tema dan por superada la leyenda negra.
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