Las calles llenas de luces anuncian que estamos en unas fechas especiales. Es casi absurdo pararse a pensar qué celebramos, pero creo que estamos tan acostumbrados a estas fechas, que igual se ha perdido de vista lo que realmente hay en ellas… Si no nos paramos a pensar la realidad podemos caer en el error de atravesarla sin darnos cuenta…
De primeras habría que constatar que hay muchas navidades. Las fiestas familiares, ésas en las que nos juntamos con los seres queridos que a lo mejor no vemos en todo el año o que los sentimos más cerca en estos días; también las fiestas lúdicas, las de las comidas y la diversión de unos días de descanso; por supuesto las fiestas de la ilusión, las de la lotería, los proyectos para el año nuevo y las ganas de que cambie nuestra vida; y las fiestas del consumo, las de las compras y los regalos...
De todas esas navidades que se entremezclan podemos sacar algo positivo. No es todo malo en nuestro mundo y no es bueno andar mirando acusadoramente todo el día, la crítica es necesaria… pero sólo la que construye y es capaz de mirar más allá, la que mira desde la Gracia dominicana...
Las distintas navidades se llenan de cosas buenas… de cariño, cercanía, familia, amistad, de alegría y diversión, de buenos deseos, de ganas de hacer felices y de que nuestra vida cambie, de generosidad y esperanza… las distintas navidades tienen todo eso porque son reflejo, imagen y eco de la auténtica Navidad... aunque quizás al final nos quedamos con lo externo, con las consecuencias, con las capas de fuera de la vida sin ir al fondo de las cosas, a su último y verdadero sentido... por éso es bueno recordar que todas esas “navidades” cobran su sentido, todos esos valores positivos están, porque vienen de la mano de la auténtica Navidad.
La Navidad en la que celebramos que hace dos mil y pico de años nació Jesús de Nazaret, el Salvador, el Hijo de Dios... y que al nacer, al hacerse Dios un hombre como nosotros, nos trajo la alegría, la esperanza de que nuestra vida puede cambiar y ser una vida más viva, nos trajo el amor que se vive en familia, entre amigos, en comunidad, ese amor que lleva a querer hacer más felices a los demás, nos trajo el sentido profundo de la paz, de la concordia, de la fraternidad, de la ilusión, de los buenos deseos, porque nos trajo la luz que vence la oscuridad y la muerte, nos trajo la esperanza...
La esperanza y la ilusión en que el mundo puede ser de otra manera, en que la vida que vivimos entre tanta gente lejana, puede transformarse en una vida en la que la señora con la que nos cruzamos cada mañana, las chicas del autobús de cada día, el señor que trabaja al lado, no son unos desconocidos. Son hombres y mujeres como nosotros, son hermanos nuestros, hijos de Dios, todos queridos por Él, y que a todos nosotros, creyentes y no creyentes, nos nació el Niño Dios, para traernos vida y plenitud...
Así la Navidad y las navidades se llenan de su contenido verdadero... la familia es expresión del amor incondicional de Dios; la diversión es muestra de la alegría interna porque la vida tiene un sentido y es un regalo; la ilusión y los buenos deseos llegan desde la esperanza de que ya estamos salvados, que nada nos impide ser como sentimos verdaderamente que nuestra vida y nuestro mundo debería ser... Hemos de andar recordando que con la Navidad celebramos el nacimiento del Dios que se hace hombre por amor a los hombres, para traerles la libertad y la paz, la felicidad plena y honda...
Y hemos de recordar sobre todo, oh frágil memoria, que pese a esa plenitud, alegría, felicidad y generosidad con la que vivimos estos días, hay gente que no goza aún de la posibilidad de disfrutarlos como nosotros. Aún hay hombres y mujeres que viven esclavizados por la pobreza, la violencia, el miedo, hombres y mujeres que en este tiempo sufren el azote de la crisis, que viven esclavos de su propia inconsciencia, de todo aquello que les hace ser menos personas, encadenados a la tristeza, la angustia, el sinsentido, la miseria, el dolor, al vacío... todo lo contrario al mensaje de Jesús de Nazaret, al mensaje de la liberación, de la justicia, del amor, de la paz, de la plenitud... y que fue para ésos para quienes especialmente vino a nacer Dios, para los preferidos del Padre, para aquellos de los que nadie se acuerda…
Feliz Navidad y felices navidades a todos.
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