Los sacerdotes que no quiero
Del Blog del P. Fortea. Y como digo en el titular lo suscribo íntegramente:
El alzacuellos y la corbata
Si hacemos del sacerdote un hombre como los demás, que viste como los demás, que lleva una vida como la de los demás, que deja de ser un hombre consagrado, un hombre de oración dedicado enteramente al Misterio de Dios y a predicar ese Misterio a sus hermanos, para ser un asalariado en un trabajo civil que dedica algo de su tiempo libre a la parroquia. Entonces tendremos no sacerdotes, sino animadores de la comunidad.
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