He tenido una discusión via Inbox con un fan y defensor de la Teología de la liberación, la verdad y con sinceridad lo digo como Latinoamericano conozco la realidad de nuestros países, la injusticia que prima, la poliqueria de quinta que tenemos lamentablemente y la explotación a gran escala, así como la gran desigualdad social de la que padecemos, pero ello no es pretexto para apoyar los radicalismos que han llevado a la aparición de guerrillas, violencia y muerte en nuestras tierras, la Fe en Cristo definitivamente es liberadora en si misma, pero no mezclada con las ideologías Marxistas y Hegelianas que presuponen un materialismo agresivo que olvida los valores fundamentales del Reino de Dios, para alentar directa o indirectamente a la lucha de clases, lucha por demás absurda en el sentido de que en cualquier revolución radicalizada los únicos que pierden son aquellos a los que dice defender que se ven presas del torbellino de violencia y odio que esto crea.
La Teología de la Liberación hace buen rato que fracaso en Latinoamerica y solo focos de radicalismo se ven en algunos lugares. El Católico desde luego debe poner énfasis en no ser presa del materialismo, de ideales que oprimen al prójimo, etc... el católico debe ver efectivamente por el pobre, pero el pobre en todos los sentidos, dice el Señor "denles ustedes de comer" y al hacer esto se refiere a todos, desde aquel que carece de lo mas básico para una vida digna, hasta el que teniendo muere en la miseria de su espíritu.
La Teología de la liberación cae en los mismos prejuicios que pretende erradicar al convertirse en el pretexto para causar la violencia, el mismo Monseñor Romero tan nombrado por ellos, negó el uso de la violencia como medio promotor de la justicia, el mismo cayo bajo las balas de quien con poco cerebro pretende la fuerza como motor de su bienestar, Monseñor nunca apoyo esa teología y cabe decir que si no la condeno, es por que la Iglesia aun no lo había hecho en su tiempo, así que respeto esa opción como otras muchas que con el tiempo han ido cayendo por su propio peso.
No podemos los católicos negar la sed de justicia y la reivindicación de la dignidad humana en nuestros pueblos y comunidades, no podemos evitar el luchar por los derechos humanos, pero con Cristo a la cabeza, no con ideales tan frágiles como quienes los idearon y hoy son solo huesos en el cementerio, ideales como los marxistas que provocaron algunos de los mayores genocidios de la historia de la humanidad, y que en pluma o boca de algunos curas pretenden revestirse de cristianismo, cuando son totalmente opuestos, basta leer la Utopia de Santo Tomas Moro para ver que "otro mundo es posible", pero siempre con el ordenamiento a la Verdad y la justicia, mas no con el odio de la lucha de clases como motor y promotor.
Los católicos estamos llamados como decía Monseñor Romero a buscar la justicia sobre todo en los mas desprotegidos de la sociedad, pero no a costa de la verdad del Evangelio que nos anima a buscar en Cristo la dignidad que tanto anhelamos. No ignoramos ademas los cristianos que el factor económico y el neo liberalismo crudo son causantes de las grandes desigualdades, pero a ello hay que oponer el valor de lo cristiano de lo netamente emanado de la doctrina de Cristo que no se confunde con ideales humanos, precisamente por que define nuestra naturaleza deificada y glorificada en Cristo por sobre toda pretensión humana y frágil. En fin.
Alberto. OP