Agradecimiento de Fr. Bruno Cadoré a Su Santidad Benedicto
XVI en nombre de toda la familia dominicana.
Santo Padre,
En nombre de la Orden de Predicadores quiero manifestarle
nuestra gratitud por la enorme generosidad y la bella sencillez con la cual Su
Santidad ha ejercido su ministerio, «humilde servidor de la viña del Señor».
Unido a todos los frailes, las monjas, las hermanas de vida apostólica, los
laicos dominicos y a todos los miembros de la familia dominicana, le expreso
nuestra comunión en la oración y en la acción de gracias.
En varias ocasiones, a lo largo de su ministerio y de su
magisterio, su Santidad ha evocado algunas de las grandes figuras de santidad
que Dios, por su gracia, ha dado a la Orden de Predicadores. Esto ha sido para
nosotros una invitación apremiante para ir de nuevo y continuamente a las
fuentes del carisma de Santo Domingo.
Cuando Su Santidad me concedió el honor de recibirme, me
insistió sobre la importancia para la Orden de desplegar en toda su riqueza
nuestra tradición «de estudio y adoración» y de hacer parte de la «nueva
evangelización» a la cual Su Santidad ha invitado a toda la Iglesia en
continuidad con el Concilio Vaticano II. Le aseguro que esta invitación marcará
nuestro horizonte de preparación y de celebración, en el año 2016, del VIII°
centenario de la confirmación de la Orden de Predicadores.
Permítame pedirle su apoyo en la oración para que el Señor
nos conceda la gracia de buscar siempre la manera de servir a la Iglesia y a su
unidad, permaneciendo «plenamente dedicados a la evangelización de la Palabra
de Dios», como nos escribía el Papa Honorio III.
Fr. Bruno Cadoré, O.P.
Maestro de la Orden de Predicadores
BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL (27 de febrero de 2013)
Queridos hermanos y hermanas:
Muchas gracias por haber venido a esta última audiencia
general de mi pontificado. Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y
también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han
ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el
respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que
he tomado con plena libertad.
Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor
he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé
también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de
hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la
Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme
confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así
todos sientan la alegría de ser cristianos.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en
particular a los grupos provenientes de España y de los países
latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis
de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados
a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol
Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María,
Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga.