Estimados hermanos:
La Pascua traspasa como evento las fronteras de la historia, se actualiza continuamente en virtud del poder del Resucitado. Y nadie de los que han puesto su confianza en Él quedará libre de su influjo benéfico y sanador. Prueba de ello es lo que observamos en este pasaje dominical, donde Tomás, aun cuando no había participado del primer encuentro con el Resucitado, es incorporado definitivamente al Colegio de los Testigos: se le desea la paz, recibe el Espíritu y la presencia de Cristo Jesús, y responde, alegrándose y exclamando: "¡Señor mío, y Dios mío!"
Que este domingo la Divina misericordia nos consuele y nos reúna, para proclamar juntos la fe en Cristo Jesús, muerto y resucitado para nuestra salvación.
Un abrazo en este tiempo de alegría y esperanza, saludos y a trabajar por la paz en la justicia,
fr Pepe op
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Domingo 12 de abril de 2015
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados les quedarán perdonados; y a los que nos se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Del santo Evangelio según san Juan (20,19-31)
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”. Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada, y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”.
Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos, acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús añadió:
“Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.
Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos, acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús añadió:
“Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.
Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
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