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¿Los Milagros son posibles?



Uno de los puntos más importantes del Cristianismo es el tema de los Milagros. Como Cristianos, creemos – como mínimo – en dos: que Jesús nació de una virgen y que Jesús resucitó de los muertos.
Pero, ¿es razonable creer que los milagros pueden suceder? ¿Cuál es el verdadero propósito de los milagros?

¿Qué es un milagro?

Antes de ir al detalle de cómo es que un milagro funciona, vale la pena definir qué exactamente es un milagro.
La Real Academia Española define “milagro” como:

1. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.
2. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa.

Tener ambas definiciones nos da una mejor perspectiva sobre qué es un milagro, ya que no todos los milagros son científicos. Aunque la más grande objeción a los milagros viene de la ciencia, un milagro puede ser una cadena de eventos cotidianos por sí solos, pero improbables en conjunto, que dan un resultado específico – como sugiere la segunda definición.

Ciencia vs Milagros

Es importante notar que un milagro NO es una violación ni un rompimiento de una ley natural, como muchas personas piensan que es. Es sencillamente, algo que no se puede explicar mediante leyes naturales y que se atribuye a una intervención divina.
La palabra “intervención” es clave.

¿Por qué? Porque no es que Dios suspende o rompe leyes físicas para obrar un milagro, sino que interviene.

Si sostienes en tu mano una manzana por encima de tu cabeza y la sueltas, ¿qué pasará? Las leyes de gravedad dicen que la manzana caerá a razón de 9.8m/s2. Como consecuencia de dicha ley, la manzana caerá en el suelo.

Ahora, imagina que, después de soltar la manzana, un amigo la agarra en el aire. ¿Se ha roto la ley de gravedad? De ninguna manera. Lo que ha sucedido es una intervención. No se ha roto la ley de gravedad – la manzana cayó según la ley. Lo que sucedió fue que cambió la consecuencia de que la manzana llegase hasta el suelo.

De la misma forma Dios puede intervenir en nuestro mundo: no rompiendo las leyes que estableció en la naturaleza, de modo que surge otra posibilidad a la consecuencia esperada. Es por esto que los milagros no pueden ser explicados por medio de las leyes naturales – porque los hechos no necesariamente llegan al fin predispuesto por ellas.


¿Dónde está el problema entre los milagros y la ciencia?

Como ya se ha defendido y concluido en otro artículo, no hay ninguna guerra entre Dios y la Ciencia. El problema no está en que Dios y la ciencia son “incompatibles,” el problema está en las cosmovisiones de quiénes se enfrentan a los datos de fenómenos naturales: el teísmo versus el naturalismo.

La ciencia adopta el Naturalismo – la filosofía de que la naturaleza es el primer principio de la realidad. Esta cosmovisión establece que el Universo es todo lo que existe y no hay nada fuera de él.
¿Cómo afecta esto? Esta cosmovisión tiene grandes consecuencias sobre las explicaciones que ofrece. Automáticamente, toda explicación de cualquier fenómeno que suceda, necesariamente debe estar dentro del mundo físico (o del Universo). No existe nada sobrenatural, porque lo único que existe es lo natural. El problema es que el naturalismo asume que nuestro Universo es un sistema cerrado (por eso es que no acepta nada que esté fuera de él).

Richard Lewontin, profesor de genética de Harvard, es muy honesto al admitir que los científicos son guiados por la filosofía del naturalismo y no la búsqueda de la verdad, haciéndolos incapaces de considerar un Agente Inteligente aunque sea la mejor explicación a los datos. En el “New York Review of Books,” Lewontin hizo la siguiente admisión:

“Nuestra disposición de aceptar afirmaciones científicas que son en contra del sentido común es clave para entender dónde está el verdadero problema entre la ciencia y lo sobrenatural. Tomamos el lado de la ciencia, a pesar de la evidente absurdidad de algunas de sus construcciones y toleramos las historias mediocres, sin fundamentos, de la comunidad científica porque tenemos un compromiso previo: un compromismo con el naturalismo.

No es que los métodos y las instituciones científicas nos compelen a aceptar una explicación naturalista, sino – al contrario – es que somos obligados a crear aparatos de investigación y conceptos que sólo produzcan explicaciones naturalistas, sin importar cuan contrario a nuestra intuición sea. Además, tenemos que creer que el naturalismo es absoluto, y no podemos permitir que se asome un pie Divino por la puerta.

Apelar a una deidad omnipotente es permitir que, en cualquier momento, las regularidades de la naturaleza serán quebradas; que los milagros pueden ocurrir.”
En pocas palabras: cuando la ciencia asume el naturalismo, ya no tiene la libertad de perseguir la verdad a dónde sea que lleve – porque si la verdad lleva a una explicación que no es naturalista, entonces el naturalismo la rechaza arbitrariamente.

El Problema de Naturalismo

Imagina que colocas $1000 en la gaveta del escritorio de tu cuarto. Al día siguiente, cuando miras dentro de la gaveta, hay $5000. El naturalismo intentaría explicar los $4000 adicionales utilizando sólo los elementos del cuarto – porque asume que no existe algo fuera del cuarto.
Decir que no hay nada que exista fuera del cuarto es asumir un sistema cerrado, de modo que nada/nadie puede “entrar” en el cuarto. Por lo tanto, al intentar de explicar los $4000 adicionales TIENE que utilizar cosas dentro del cuarto. El naturalismo puede decir que los $1000 evolucionaron hasta llegar a $5000. O que la tinta y los papeles del escritorio se cayeron en la gaveta y se mezclaron de alguna forma. Lo que el Naturalismo NO puede decir es que entró tu abuelita mientras dormías y te colocó $4000 en la gaveta del escritorio, porque “la abuela” está fuera del cuarto y el cuarto es lo único que existe. En el naturalismo, “la abuela” NO PUEDE existir. Es algo que asume automática y arbitrariamente.

Sin embargo, no hay evidencia de que nuestro Universo sea un sistema cerrado.
Timothy Keller, en su libro “The Reason For God,” escribió:

“Es una cosa decir que la ciencia sólo está equipada para probar causas naturales y no puede decir algo sobre otras causas. Es otra cosa totalmente diferente insistir que la ciencia prueba que ninguna otra causa existe […] No hay ningún experimento científico que pueda probar la afirmación: ‘Las explicaciones sobrenaturlaes son imposibles para fenómenos naturales.’
Esto es una presuposición filosófica y no un descubrimiento científico.”


¿Son los milagros posibles?

Al tener buenas razones y argumentos que afirman la existencia de Dios, no se puede descartar que cosas sobrenaturales y eventos improbables sucedan. En pocas palabras, la posibilidad de milagros existe, porque Dios existe.
A diferencia del Naturalismo, el teísmo conoce que el Universo en un sistema abierto. Esto permite la posibilidad de que algo fuera de la naturaleza (i.e. sobrenatural) pueda entrar en ella.
El teísmo entiende que una buena razón por la cual ahora hay $5000 en vez de $1000 es porque alguien entró al cuarto y los puso allí.

Las objeciones en contra de los milagros vienen porque muchas veces las consecuencias son ajenas a la experiencia humana cotidiana: extremidades amputadas no suelen volver a crecer y no es común que alguien camine sobre las aguas.

Sin embargo, si Dios tiene conocimiento perfecto sobre las leyes físicas (y metafísicas) que Él creó y sabe exactamente cómo interactúan con el Universo que Él hizo, entonces no es difícil ni ilógico pensar que Él puede utilizar ese conocimiento para Su propósito.

En otras palabras, Él tiene las llaves del cuarto y puede entrar cuando guste.

¿Cuál es el propósito de los milagros?

Los milagros que hace Dios – y, en específico, Jesús – no eran para impresionar ni obligar a las personas a creer en Él. Jesús nunca dice: “¿Ves ese árbol allí? ¡Mira como lo hago explotar!”

Cuando Jesús resucitó y se le presentó a los discípulos, algunos dudaron y otros adoraron (Mateo 28:16-17). Según Keller, el propósito de los milagros se hace claro:

“[Los milagros] no sólo llevan a una creencia cognositiva, sino a la adoración, al asombro y la maravilla.” [énfasis por del autor original]

Muchas veces, si vemos personas enfermas que se sanan o que alguien resucita, las personas lo ven como una suspensión del orden natural. Sin embargo, existe la posibilidad de que sea Dios quién esté intentando restaurar el orden natural.

¿Por qué?

Porque cuando Dios creó el mundo, no se supone que hubiesen cosas como enfermedades y muerte. Dios quiere restaurar el mundo y creemos que sucederá en Su segunda venida.
Por lo tanto, como dice Keller:

“Los milagros no son sólo un reto a nuestro intelecto, sino una promesa a nuestro corazón que el mundo que anhelamos está pronto a venir.”


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