Nuestra Señora fue objeto de la sublime cortesía de Dios durante la trascendental conversación con el ángel en la Anunciación que cambió toda la historia de la humanidad, al fin y al cabo los ángeles son los cortesanos de Dios y están alrededor del trono divino. El ángel, con gran reverencia y cortesía la saludó con las palabras que le había encomendado la Santísima Trinidad: Salve, llena de gracia; el Señor es contigo.
También fue objeto de la cortesía de santa Isabel, más aún, como en todo lo cristiano, la Virgen es nuestro supremo modelo de cortesía:
Diálogo entre la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego:
«Ella lo trata, con un cariño extraordinario, casi como se hace con un niño. Vemos, de un lado, la predilección que Nuestra Señora tiene no sólo por las almas grandes, heroicas, que realizan hechos históricos sino, por otro lado, cómo Ella ama todas las formas de belleza, todas las formas de virtud, el amor que también tiene por las almas simples, pequeñas, que le son enteramente dedicadas y que ignoran su propia virtud, cómo Ella habla a esas almas con una ternura completamente particular.Aquí ustedes tienen un principio que deseo resaltar: donde existe la verdadera virtud, aparecen la delicadeza, la cortesía, las maneras nobles. Por el contrario, donde la virtud muere, las maneras nobles, la delicadeza y la cortesía van desapareciendo…Juan Diego, como tiene delicadeza de alma, sabe tener delicadeza de maneras, y sabe tratar a Nuestra Señora con respeto, con una verdadera hidalguía. Al contrario, si no tuviese delicadeza de alma, él podría ser un hidalgo, pero no trataría a Nuestra Señora con verdadera hidalguía».1
Cuando San Pablo escribió en su Primera Carta a los Corintos el amor no es descortés, sin lugar a dudas tenía en mente el caos de las asambleas cristianas por la descortesía entre unos y otros,2 había quienes eran desconsiderados y vociferantes en las asambleas, violaban las buenas maneras, ignoraban los deseos y sentimientos de otros miembros sólo para obtener sus propios fines. En una reunión, el derecho parlamentario es cortesía hacia otros, pero en Corinto prevalecía la ilegalidad parlamentaria.
El verdadero cristiano es agradable, educado, cortés, no porque tenga que serlo, no porque busque progresar, esa es el arma despreciable del servil, del parásito y del adulador.
Ser agradables, generosos, corteses, educados, de buen carácter, como se quiera llamar, es una virtud que se cultiva. La cortesía no es estrictamente distinta de las otras virtudes, es una cualidad que se encuentra en todas ellas.
El humorista estadounidense Art Buchwald dijo que la descortesía era un buen indicador económico: cuando los empleados de servicios turísticos, la gente de las oficinas de reservación de los hoteles y los meseros son más corteses, agradables y educados, la economía anda mal. En la misma medida en que los empleados de hoteles son más amables, el país se encuentra en mayores problemas. Sin embargo, cuando la gente del ramo turístico se vuelve brusca, y a los empleados de las tiendas les importan un bledo sus clientes, y el jefe de meseros se comporta con aires de grandeza, es cuando la economía va cuesta arriba.3
La cortesía es, ante todo, respeto por el prójimo, y el fundamento último de todo respeto es reconocer a Cristo en nuestro prójimo.
“San Francisco veía sólo la imagen de Dios multiplicada, pero nunca monótona. Para él un hombre era siempre un hombre, y, aun cuando estuviera mezclado en una densa multitud, le miraba como si estuviera a solas con él en un desierto. Honraba a todos los hombres; es decir, no solamente los amaba, los respetaba. El secreto de su extraordinario poder de captación era éste: desde el Papa hasta el pordiosero, desde el sultán de Siria en su pabellón hasta los andrajosos ladrones que salían a gatas de los bosques, jamás hubo un hombre que mirara aquellos ojos negros y encendidos que no sintiera con certeza que Francisco Bernardone tenía un interés sincerísimo en él, en su vida ínfima individual, desde la cuna hasta el sepulcro y que a él personalmente le apreciaba y le tomaba en serio”.4
El cristiano cortés reconoce la dignidad de toda persona humana, él mira a cada persona con un destino eterno, por tanto respeta a cada persona, la toma en serio por lo que es.
San Juan Bautista de La Salle hizo de la cortesía el eje de su proyecto educativo sustentándola en la eminente dignidad de la persona humana:
“Es cosa llamativa que la mayoría de los cristianos solo consideran la urbanidad y la cortesía como una cualidad puramente humana y mundana y no piensan en elevar el espíritu más arriba. No la consideran como virtud que guarda relación con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos. Eso manifiesta claramente el poco sentido cristiano que hay en el mundo y cuán pocas personas son las que viven en él y se guían según el Espíritu de Jesucristo. … La cortesía cristiana es, pues, un proceder prudente y regulado que se manifiesta en las palabras y en las acciones exteriores, por sentimiento de modestia, de respeto, o de unión y caridad para con el prójimo, y toma en consideración el tiempo, los lugares y las personas con quienes trata. Y esta cortesía, que se refiere al prójimo, es lo que propiamente llamamos urbanidad”. 5
El ensayista y moralista francés Joseph Joubert sintetizó la virtud de la cortesía diciendo que ésta es la flor de la humanidad y el que no es suficientemente cortés, no es suficientemente humano.
La cortesía está ligada estrechamente a la humildad.
«Entre vosotros no debe ser así; al contrario, quien, entre vosotros, desea hacerse grande, hágase sirviente de los demás; y quien desea ser el primero, ha de ser esclavo de todos. Porque también el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».6
El hombre orgulloso o centrado en sí mismo puede ser educado, pero él nunca puede ser amable, porque se niega a servir. Con el grito desafiante del príncipe de la muerte y la descortesía, comenzó la batalla entre la soberbia y la humildad: ¡Non serviam! – no serviré.
El gran Chesterton definió a la cortesía como la unión de la humildad y la dignidad. Ciertamente, la cortesía está profundamente ligada a la virtud de la humildad.
La gentileza es una expresión de la bondad. La bondad nos hace que no deseemos dirigir la ira hacia nadie. Si la ira se dirige a sí misma, el alma devuelve gentileza. El mundo lo hace de otra forma, ha regresado al ojo por ojo y diente por diente del Antiguo Testamento, nuestro Señor Jesucristo nos enseñó a poner la otra mejilla.
«El Señor nos indicó el camino cuando dijo: Tomad sobre vosotros el yugo mío, y dejaos instruir por Mí, porque manso soy y humilde en el corazón; y encontrareis reposo para vuestras vidas. Porque mi yugo es excelente; y mi carga es liviana».7
Dijo el Poverello de Asís: La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor.
«Todo el mundo afirmaba que la cortesía brotaba de él desde un principio, como una de las fuentes públicas en aquel soleado mercado italiano. Hubiera podido escribir, entre sus versos, como lema propio, esta estrofa de Mr. Belloc:
La cortesía es mucho menos
que el valor o la santidad.
pero, bien meditado yo diría
que la gracia de Dios está en la cortesía.
Nadie puso nunca en duda que Francisco Bernardone fuera valeroso, aun en un sentido puramente viril y militar; y debía llegar un tiempo en que no se tendría tampoco duda respecto de la santidad y la gracia divina que lo adornaron. Si existía algo de que el hombre tan humilde se sintiese orgullo, eran sus correctos modales».8
«La vida del alma está destinada a manifestarse sensiblemente a través de la del cuerpo, la caridad a manifestarse en actos externos de cortesía. La cortesía es un rito social alimentado por la caridad cristiana, también ordenada a la gloria de Dios. “La cortesía es para la caridad lo que la liturgia es para la oración: el rito que la expresa, la acción que la encarna y la pedagogía que la suscita. La cortesía es la liturgia de la caridad fraterna”.»9
Parecería que la cortesía hoy en día está en vías de extinción. Con la era digital, también conocida como era informática, la forma de relacionarse con las personas carece de buenos modales, “la cortesía y la bondad son superados por la grosería y la impaciencia”, el computador es “para muchos es camino para abandonar las inhibiciones y las buenas maneras”. Las generaciones de niños en la actualidad, han perdido, por ejemplo, el comportamiento básico en la mesa, ahí vemos que los crecientes hábitos de consumir comida chatarra en el vehículo o frente al televisor hacen sus efectos.
En la Edad Media, los bárbaros invadieron Europa llevando consigo la descortesía, pero los monjes forjaron y salvaron la civilización cristiana de la Europa medieval. Ahí surgió la caballerosidad con su galantería y cortesía, su consideración y cuidado de los otros, especialmente los débiles y desvalidos.
También se ha producido un desbalance del trato eclesiástico en las últimas décadas, con la alteración de las costumbres, la trivialización de las rúbriucas y la desacralización de la música.
«Así, ustedes comprenden bien hasta qué punto la cortesía y el tono aristocrático son hijos de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Y, por el contrario, las maneras triviales, bajas, igualitarias, brutas son – precisamente – el fruto de la Revolución y del demonio».10
Germán Mazuelo-Leytón/adelantelafe.com
1 Cf.: CORREA DE OLIVEIRA, PLINIO, Diálogo entre la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego,http://www.pliniocorreadeoliveira.info/ES_661212_Nuestra_Senora_de_Guadalupe.htm#.V4mPVvnhDIU
2 Cf.: 1 COR 14, 26-40.
3 SHAMON, P. ALBERT, Nuestra Señora dice: amen a la gente.
4 CHESTERTON, GK, San Francisco de Asís.
5 LA SALLE, San JUAN BAUTISTA DE, Reglas de cortesía y urbanidad cristiana,0.1 y 0.9.
6 SAN MARCOS 10, 43-45.
7 SAN MATEO, 11, 29.
8 CHESTERTON, GK, San Francisco de Asís.
9 DE MATTHEI, ROBERTO, Plinio Corrêa de Oliveira: El cruzado del siglo XX.
10 CORREA DE OLIVEIRA, PLINIO, Diálogo entre la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego,http://www.pliniocorreadeoliveira.info/ES_661212_Nuestra_Senora_de_Guadalupe.htm#.V4mPVvnhDIU
Hola. Dentro de la bibliografía hay un libro llamado "nuestra señora dice: amen a la gente" de Albert Joseph Mary Shamon.
ResponderEliminarMe podría decir cómo conseguirlo en papel o pdf?