Cristo tuvo por predilectos a: Simón, Santiago y Juan. Ellos fueron los elegidos para presenciar los momentos más solemnes: para verle transfigurado en el Tabor; para presenciar la resurrección de la hija de Jairo; para acompañarlo en los momentos previos a la Pasión en el Huerto de los Olivos. Sólo ellos tres recibieron de Cristo sobrenombres especiales: a Simón, lo llamó Pedro; a Santiago y Juan, Boanerges o sea “los hijos del trueno”.
Predicación de Santiago el Mayor en España
Después de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Santiago hospedó en su casa a la Santísima Virgen, encomendada por Cristo desde la Cruz, al cuidado de su hermano San Juan.
Dice el P. Zacarías de Vizcarra que sin duda alguna la Virgen Santísima tuvo una influencia muy importante en la resolución tomada por Santiago de dirigirse a predicar la fe al último límite del mundo entonces conocido que era España, alejándose de Palestina antes que ningún otro Apóstol, como si presintiera que su muerte estaba cercana.
Según la tradición, Santiago llegó a las playas de España a enseñar la nueva fe cristiana1. Los habitantes del lugar lo recibieron con tanta dureza de corazón que el apóstol no lograba frutos. Afligido y descorazonado por este motivo, recibió la visita de la Madre de Cristo que vivía aún en casa de su hermano Juan en Jerusalén, sobre un pilar de jaspe que lo alentaba a continuar sin desfallecer. Parece que la Santísima Virgen también hubiera querido ser misionera de los españoles confirmando su fe con su milagrosa presencia. La Virgen María como prenda de amor y como símbolo de la firmeza que habría de tener la Iglesia fundada en España por Santiago le dejó aquel pilar sobre el cual se había aparecido que se venera desde entonces en Zaragoza.
Dicha advocación es la que conocemos como la Virgen del Pilar, patrona de España. La única aparición de la Virgen cuando aún no había sido asunta al cielo. Esta aparición renovó las fuerzas del apóstol y empezó a recoger los anhelados frutos.
En el año 42 Santiago regresa a Tierra Santa. Gobernaba por entonces Herodes Agripa, nieto de Herodes el que ordena la matanza de los santos inocentes. Herodes para hacerse simpático a los judíos a cuya raza no pertenecía, frecuentaba el templo y simulaba un celo extremado por la ley de Moisés. Santiago, indignado ante la hipocresía de Herodes, predicó sobre Jesucristo abiertamente. El gobernador, deseoso de complacer a los judíos, se determinó a dar un gran golpe a los cristianos ordenando la muerte de Santiago. Dice la Sagrada Escritura que lo mató a espada (Hech. 12, 2). Se conocía que este era el apóstol más ardientemente promotor de la predicación a los gentiles. Santiago acaba de llegar de España, acompañado de varios discípulos españoles. Estos después de su martirio, volvieron a España con el cadáver del apóstol y lo sepultaron en el sitio que actualmente se encuentra bajo el altar mayor de la basílica de Compostela donde hasta hoy es venerado.
Las misiones cumplidas por la Iglesia de Santiago para exaltación y gloria de la Cristiandad han sido:
- la lucha contra el paganismo del Mundo Antiguo (el gran Obispo de Córdoba, Osio en Grande, preparó la conversión de Constantino);
- la lucha contra el Arrianismo (también en la persona de Osio organizador del Concilio de Nicea paladín junto con San Atanasio de la fe ortodoxa);
- la lucha contra el Islam (siete siglos y medio los hijos de Santiago lucharon contra los muslines);
- la lucha contra el particularismo feudal en pro del universalismo católico (dos tumbas en los dos extremos del mundo cristiano generaron las peregrinaciones de los cristianos, las órdenes caballerescas para proteger a los peregrinos, la idea de unidad de la Cristiandad: la de Jesucristo en Jerusalén, la de Santiago en Compostela, toda Europa atravesada por los caminos de Santiago);
- la lucha contra los albigenses (por medio de la predicación de Don Diego, Obispo de Osma; de Santo Domingo de Guzmán de la Orden de predicadores y dela acción hábil y diplomática de la Reina Regente Doña Blanca de Castilla, madre de San Luis);
- la conversión del Nuevo Mundo (misión encomendada por la Providencia a la Iglesia de Santiago. La Providencia, que no deja nada al azar hizo que en la misma fecha de la fiesta del Pilar el 12 de octubre, fuera la fecha en que Colón llegara al Nuevo Mundo);
- la lucha contra el protestantismo (España se opuso tenazmente a la difusión del protestantismo bajo los reinados de Carlos V y Felipe II)
LAS DOS FORMAS DE REPRESENTAR AL APÓSTOL SANTIAGO
Dos son las principales formas de representar a Santiago Apóstol: la figura del peregrino que corresponde a su espíritu de vanguardia que lo lleva a ser el primero en abandonar la Tierra Santa para ir a predicar a los gentiles, y la del matamoros que corresponde a ese espíritu caballeresco.
Esta segunda representación del Santo es la que proviene de la tradición de la Guerra de la Reconquista. Los musulmanes habían invadido casi toda España, entonces los españoles se levantaron en armas para recuperar, reconquistar su territorio. Casi 800 años duró esta guerra que concluyeron los Reyes Católicos con la toma de Granada, el mismo día que recibieron a Colón que pedía apoyo para su expedición. La importancia de esta guerra para el espíritu nacional fue enorme. Luchaban por algo justo: estaban defendiendo su patria y su religión. Tanto que cuando lograron terminar esa guerra tan larga, se encontraron que estaban todos mucho más unidos y que su Fe era cada vez más fuerte, tanto habían tenido que sufrir por defender su tierra y su Fe, que, como era lógico, el amor por su patria y por la fe cristiana había crecido y se había fortalecido. En este marco es que, en la batalla de Clavijo (844) en que la guerra no era favorable a los cristianos, estos acudieron con sus oraciones a Santiago Apóstol y el Santo los ayudó a lograr la victoria. De allí proviene esta segunda forma de representación del Patrón Santiago.
Ambas formas aparecen en el Códex Calixtinus (s. XII) donde podemos ver al peregrino predicador tanto como al caballero ecuestre.
SANTIAGO, PADRE DE LA IGLESIA EN ESPAÑA Y AMÉRICA
Santiago Apóstol es el Padre y Fundador de la Iglesia de España y de la que se extendió por todo el Nuevo Mundo, por corresponder a su herencia espiritual las frondosas ramas del árbol plantado por el apóstol en la Península Ibérica.
Santiago es el Padre en la fe de la Iglesia ibérica por eso América es una parte integrante de la gran rama de la Iglesia Católica que es la Iglesia Jacobea (hija de la predicación de Santiago) extendida por todo el hemisferio occidental.
Santiago predicó la fe en España y luego de su temprana muerte, continuó creciendo la semilla que él había plantado allí y él continuó asistiendo e inspirando a sus sucesores en cada época de la historia, adoptando para ello los medios que reclamaban las circunstancias.
Los cronistas de América dan cuenta con pruebas patentes de la devoción que profesaban hacia el Apóstol Santiago los pobladores del nuevo mundo, tanto los blancos como los indígenas. Consta en esas historias la solemnidad, pompa y regocijos populares con los que se celebraba su fiesta en América.
El P. Zacarías Vizcarra nos dice que hoy nos queda como prueba de la amplitud y arraigo de esta devoción la larga lista de poblaciones, ríos y montes que llevan su nombre. El sacerdote español menciona, en un rápido repaso, más de 150 lugares entre los que figuran los nombres de ciudades tan conocidas e importantes como Santiago de Chile, Santiago de Cuba, Santiago del Estero, Santiago de Caracas…
En el caso de la Argentina no es un dato menor que sea Santiago del Estero, la ciudad fundacional y Madre de Ciudades en este territorio, desde la cual salieron las expediciones fundadoras del resto de las ciudades de este territorio.
CUALIDADES CARACTERÍSTICAS DEL APÓSTOL
Santiago es el modelo especial que nos ha dado a nosotros Jesucristo al destinarlo en su Providencia para Padre de nuestras Iglesias. Sus virtudes y sus defectos deben ser para nosotros lecciones provechosas para nuestro carácter peculiar, como dice Zacarías de Vizcarra. Sus principales defectos (antes de su santificación): la ambición, la desunión y el apasionamiento, son defectos frecuentes entre nosotros a los que deberíamos oponer las virtudes que llevaron a Santiago a recibir la palma del martirio.
Sus virtudes especiales son la esperanza y la fortaleza, el espíritu varonil (de vanguardia y caballeresco) y su espíritu mariano.
SANTIAGO Y MENDOZA (Argentina)
Cuando Pedro del Castillo funda Mendoza en 1561 nombra como Patrono a San Pedro. Un año después, en 1562, Don Juan Jufré ordenó el traslado de la ciudad (unos pocos metros apenas) a la que cambió el nombre por el de Ciudad de la Resurrección y el Santo Patrono por Santiago Apóstol.
Don Juan Jufré evidentemente pretendió quedar como fundador de la ciudad (razón por la cual le cambió el nombre y el patrono) si no sólo hubiera trasladado la ciudad. Sin embargo no le fue bien pues el nuevo nombre de la ciudad no prosperó y todos siguieron llamando a la reciente ciudad con su primer nombre: Mendoza. Pero como Dios escribe derecho en los torcidos renglones humanos, quiso sí que el Santo Patrono fuera Santiago Apóstol que veneramos hasta hoy.
La fiesta del Santo patrono se celebra el 25 de julio y por ello la importancia que tiene en Mendoza.
Orgullo como mendocinos debemos sentir por tan gran patrono. A él debemos encomendar nuestras obras y nuestras empresas como hicieron los mendocinos que fundaron en estas tierras una comunidad que es el origen la ciudad de Mendoza y la provincia toda.
COLOFÓN
Escribe Zacarías de Vizcarra: “Terminemos estas notas sobre nuestro Apóstol, deseando que vuelva a resonar en los caminos de la Cristiandad, y sobre todo en las naciones que reconocen la paternidad espiritual de Santiago, el alegre y alentador estribillo de los peregrinos jacobeos: “¡Ultra! ¡Eia!” (¡Adelante! ¡Ea!)”
También podríamos concluir con aquella frase que gritaban los ejércitos españoles: “Santiago y cierra España!” que implica invocar al apóstol y acometer.
Si anidamos en nuestros corazones la esperanza y la fortaleza de los hijos del Zebedeo podremos decir con la misma resolución que ellos ante la pregunta de Cristo acerca de estar dispuestos a beber el cáliz: “¡Possumus!” (Mt. 20, 22).
Andrea Greco de Álvarez/Adelante la Fe.
1 Hay documentos desde el siglo IV que corroboran estas tradiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario