Las reliquias de este sacerdote martirizado y Caballero de Colón, junto a las de sus compañeros, están atrayendo a los fieles a la devoción en México y los Estados Unidos
Desde septiembre último hasta este pasado marzo, los Caballeros de México llevaron el relicario en forma de cruz conteniendo las reliquias de seis santos mexicanos Caballeros de Colón a ciudades y pueblo a través de México. Los fieles respondieron en grandes números a esta peregrinación. Los Caballeros fueron sacerdotes que fueron martirizados durante la persecución de la Iglesia en México en las décadas de 1920 y 1930. Son ellos: Padres Luis Batiz Sainz, José Robles Hurtado, Mateo Correa Magallanes, Miguel de la Mora de la Mora, Rodrigo Aguilar Alemán y Pedro de Jesús Maldonado. El Papa Juan Pablo II los canonizó en el 2000. Su festividad se celebra el 21 de mayo. El 18 de marzo, luego de una misa y oraciones en la Catedral-Santuario de Guadalupe en Dallas, el relicario inició un recorrido por varias ciudades que incluyen diversas diócesis, mayormente en el sudoeste de los Estados Unidos. En junio, el relicario estará en exhibición en el Museo de los Caballeros de Colón en New Haven, y en agosto será exhibido para veneración en la reunión anual número 124 del Consejo Supremo que se reúne en Orlando, Florida, del 1 al 3 de agosto. El itinerario completo del recorrido del relicario se puede ver visitando www.kofc.org. En conmemoración de la festividad de los mártires mexicanos, Columbia presenta la historia de uno de estos hombres heroicos, Padre Pedro de Jesús Maldonado. Pedro de Jesús Maldonado nació en Sacramento, Chihuahua, el 8 de junio de 1892. Cuando tenía 17 años de edad, respondió al llamado de Dios para convertirse en sacerdote e ingresó al seminario en Chihuahua. Las pobres condiciones del seminario en ese entonces agravaron su frágil salud. En 1918 fue enviado a El Paso, Texas, para recibir el sacramento del orden sacerdotal debido a que el mismo obispo de Chihuahua estaba enfermo. El obispo de El Paso, Mons. Jesús Schuler, SJ, ordenó al Padre Maldonado el 25 de enero de 1918 en la Catedral de San Patricio. El Padre Maldonado celebró su primera Misa en la Parroquia Sagrada Familia en Chihuahua, Chihuahua, el 11 de febrero, la festividad de Nuestra Señora de Lourdes. El 1 de enero de 1924, el Padre Maldonado fue nombrado párroco de la Parroquia Santa Isabel, donde sirvió hasta su muerte en 1937. El sacerdote suscitó entusiasmo por la fe entre los feligreses de su parroquia. La adoración del Santísimo Sacramento aumentó durante su servicio en Santa Isabel. También fomentó el amor y la devoción a la Santísima Virgen María. |
En 1926, comenzó la persecución de la Iglesia, patrocinada por el gobierno. La adoración pública fue suspendida. Las iglesias, los seminarios y las escuelas religiosas fueron cerradas. El estado de Chihuahua no tuvo que pasar por mucho de la hostilidad debido a las medidas prudentes de las autoridades locales. No fue hasta 1931, cuando se inició una nueva ola de persecución religiosa, que Chihuahua fue inmiscuida en la violencia. Los sacerdotes fueron perseguidos y exiliados. Funcionarios y maestros católicos fueron forzados a firmar declaraciones negando la fe. Se prohibieron las manifestaciones de protesta contra las acciones del gobierno.
En 1934, el Padre Maldonado fue arrestado y exilado a El Paso. Prometió regresar a su parroquia tan pronto pudiera, y en 1936 regresó a México a un pueblo cercano a Santa Isabel llamado La Boquilla del Río. Ahí se hospedó con una familia católica que había transformado su hogar en un lugar donde se podia celebrar misa públicamente.
El Padre Maldonado celebró la Semana Santa ese año con una solemnidad especial. Al concluir su sermón de Viernes Santo, salió a confesar a varios feligreses enfermos que vivían en una parte peligrosa de la región. A su regreso al hogar donde se estaba quedando, fue emboscado, pero salvó su vida.
Tú Eres SacerdoteAl año siguiente, en el Miércoles de Cenizas, el Padre Maldonado estaba ocupado escuchando confesiones e impartiendo cenizas cuando un grupo de hombres armados y borrachos llegó al pueblo para arrestarlo. Aunque los fieles trataron de esconderlo, fue capturado. Sus captores lo hicieron caminar descalzo hasta el centro del pueblo. Por el camino, él rezó el rosario en voz alta. Muchos de los feligreses caminaron y rezaron junto a él.
Cuando el grupo llegó a la alcaldía, un funcionario municipal agarró a Padre Maldonado por el cabello y lo golpeó. Otro líder político le disparó con su pistola. El tiro hirió a Padre Maldonado en la frente, y su ojo izquierdo quedó hundido dentro del cráneo.
Al ver que no había muerto, sus perseguidores continuaron golpeándolo. Le pegaron con las culatas de sus rifles y lo arrastraron al segundo piso del edificio, donde lo dejaron inconsciente en un charco de su propia sangre. Durante todos los ataques, Padre Maldonado sostuvo un pequeño relicario junto a su corazón.
El Padre Maldonado fue rescatado por un grupo de mujeres y lo llevaron a un hospital. Allí recibió la absolución, los últimos ritos y una bendición. El día siguiente al Miércoles de Ceniza, el 11 de febrero de 1937, Padre Maldonado murió. Su cuerpo fue llevado a la residencia del obispo donde le pusieron las vestimentas sacerdotales. Su cuerpo, colocado en un ataúd sencillo, fue llevado en procesión fúnebre acompañado por miles de católicos que coreaban “¡Viva Cristo Rey!” y rezaban el rosario. La gente estaba apenada y enfurecida por el ataque fatal a que fue sometido Padre Maldonado. Luego de su entierro, se reunieron en torno a su tumba y cantaron himnos a la Virgen María. En una sencilla lápida le inscribieron: “Tú eres sacerdote”.
Padre Maldonado murió como un mártir, pero su sacrificio no fue en vano. El 26 de abril de 1937, el gobernador de Chihuahua firmó una petición autorizando la reanudación de cultos públicos en el estado. El primero de mayo, las campanas de la catedral volvieron a tañer, llamando a los fieles a misa. En el primer aniversario de su muerte, el culto público había sido restablecido en todo Chihuahua, el gobierno había desistido de toda persecución de los católicos en la región.
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