Profetismo y cuestión social | | | |
* Ver
Con frecuencia nos insisten que nuestra Iglesia, en particular los obispos, debemos dar una palabra más profética, más clara, fuerte e incisiva, sobre cuestiones sociales, como pobreza, desempleo, emigración, explotación minera, Acteal, programas de gobierno, alcoholismo, etc. Es verdad y hay que pedir al Espíritu Santo que nos conceda este carisma para discernir la realidad, denunciar lo que es contrario al Reino de Dios, no acomodarnos a este mundo corrompido, ni casarnos con un sistema o con un gobierno. Sin embargo, varios desconocen lo que hacemos y no leen lo que decimos.
Por el contrario, cuando decimos una palabra sobre estas cuestiones, muchos se nos echan encima y dicen que
* Juzgar
¿El amor cristiano nos impulsa a obispos, sacerdotes, religiosas, diáconos, catequistas y fieles laicos en general, a pronunciarnos sobre cuestiones sociales, políticas, económicas, climáticas, educativas, familiares? Dice el Papa Benedicto XVI en su Encíclica Caritas in veritate: "La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor es una fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta... Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros" (1).
La denuncia profética, que es expresión de amor cristiano, debe cimentarse en la verdad, porque muchas veces se denuncian cosas que no tienen sustento, sino sólo suposiciones y desconfianzas: "Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario. La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales" (3).
Es cierto que "
* Actuar
"El anuncio de Cristo es el primero y principal factor de desarrollo" (8). Que nuestra fe en Él nos lleve a asumir sus actitudes, sus criterios, sus denuncias, su perdón, su amor.
Felipe Arizmendi Esquivel. Arzobispo de San Cristóbal de las Casas
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