Roma, 26 de noviembre de 2010
Queridas hermanas y queridos hermanos,
Gran número de vosotros, en las últimas semanas, han manifestado su solidaridad con las hermanas y hermanos de Iraq, probados como todos sus conciudadanos, por el reciente recrudecimiento de la violencia, que ha golpeado una vez más a las comunidades cristianas de ese país.
Estas expresiones fraternas que nos unen son un apoyo muy valioso para las comunidades de ese país. A través de ellas, también se expresa nuestra solidaridad con toda la población de esa nación probada por la violencia.
En estos días en que vamos a celebrar el comienzo del tiempo de Adviento, es con un renovado vigor que debemos reafirmar nuestra esperanza en la venida de Aquél que viene a establecer su morada entre nosotros y de este modo traernos la Paz.
Hace unos meses, durante otro de esos terribles estallidos de violencia, un joven superviviente declaró que nada, ni siquiera la muerte que acababa de golpear, le iba a hacer renunciar al amor. Frente a la violencia, mostraba de esa manera la única fuerza legítima y la dignidad del hombre.
Uniéndonos con todos los que en el mundo, portan esta esperanza, y en comunión con todas las comunidades cristianas que sufren en la actualidad, en particular las de Iraq, les invito a proponer, en el primer domingo de Adviento un tiempo de súplica por la paz en las iglesias y conventos de vuestras comunidades. Este tiempo podría extenderse a lo largo de todo el Adviento, y ofrecer la oportunidad de un momento de oración con toda la familia dominicana.
¡Qué el Señor de la Paz extienda a todo el mundo su justicia, y de en abundancia la gracia de la paz!
Vuestro hermano
fr. Bruno Cadoré, o.p.
Maestro de la Orden
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