La
palabra de Dios que vino sobre Juan Bautista se enmarca en el proceso
de la historia de la salvación. Es una enseñanza teológica que encuadra
la infinita voluntad misericordiosa de Dios a las necesidades de muchos
hombres
La palabra de Dios que vino sobre Juan Bautista se enmarca en el proceso de la historia de la salvación. Es una enseñanza teológica que encuadra la infinita voluntad misericordiosa de Dios a las necesidades de muchos hombres. Creemos oportuno decir que las palabras del profeta resuenan hoy con más fuerza.
Lucas pone en boca de Juan Bautista una llamada de atención sobre un hecho negativo que contrasta con el final del Evangelio. Por eso, cuando nos dice: “Preparad el camino del Señor” hace alusión al completo “vacío” que experimentamos los humanos cuando vivimos sin contar para casi nada con Dios. Tal expresión se corresponde a la vida, al camino, que nadie transita. Eso en la mentalidad antigua se asociaba a la soledad del desierto.
El contraste está en lo que el final del Evangelio nos promete: “Y todos verán la salvación de Dios” aunque no se dice cuándo veremos la salvación de Dios, la comunidad sabe por experiencia que aun en medio del desierto y del éxodo de su historia, Dios habita en el creyente.
En realidad, en lenguaje cristiano, Jesucristo el Señor, es el camino que lleva al Padre, la verdad y la vida (Jn 14:6) hacia la humanidad; eso quiere decir que, Cristo viene a nosotros para orientar nuestras vidas hacia el Padre. El camino que Juan nos invita a preparar va ser el marco donde se desarrollará la salvación de la humanidad. Es decir, así como predicó un bautismo de conversión para perdón de los pecados, en otra perspectiva, Jesús constituye el camino por el cual Dios “llega” a salvar para siempre a la humanidad. Dios actúa en Jesús como nunca había hecho con la humanidad, es decir, nos salva por la Palabra y por la Acción tomando un cuerpo como el nuestro y haciéndose uno de los nuestros.
Como idea central, la llegada del Señor nos habla de cambios. Se menciona el cambio en la creación, elévense los valles, desciendan los montes y colinas, etc., eso quiere decir que Dios en el origen ha hecho el cielo y la tierra, el ser humano y los animales. Una semejanza general que el texto no dice, pero creemos oportuno destacar es el hecho de que siendo nosotros imagen y semejanza de Dios debemos introducir cambios en nuestra vida si queremos entrar activamente en relación con Dios. No somos imagen de Dios porque dominamos sobre los demás seres vivos. Somos imagen y semejanza de Dios si compartimos la tarea con Él.
Juan Bautista marca el comienzo de una nueva era que sería como asumir la responsabilidad de que nuestro obrar no debe ser constantemente contrario al buen hacer de Dios; podemos y debemos con nuestra inteligencia evitar abusos: ecológicos, económicos, políticos, y todo tipo de escándalos. Dios quiere llevar la empresa humana al mas alto nivel. Por eso pensamos que en este domingo si algo debe quedarnos claro es que el pecado del ser humano no trastorna la armonía y el orden dispuesto por Dios desde la creación del mundo. Pero merece el esfuerzo que haya una solidaridad entre todo y de todos en Cristo salvador. Todo esto guarda relación con los anhelos de tantas personas que sufren en nuestro tiempo.
Fr. Nicolás Moto
Real Convento de Predicadores, Valencia
La palabra de Dios que vino sobre Juan Bautista se enmarca en el proceso de la historia de la salvación. Es una enseñanza teológica que encuadra la infinita voluntad misericordiosa de Dios a las necesidades de muchos hombres. Creemos oportuno decir que las palabras del profeta resuenan hoy con más fuerza.
Lucas pone en boca de Juan Bautista una llamada de atención sobre un hecho negativo que contrasta con el final del Evangelio. Por eso, cuando nos dice: “Preparad el camino del Señor” hace alusión al completo “vacío” que experimentamos los humanos cuando vivimos sin contar para casi nada con Dios. Tal expresión se corresponde a la vida, al camino, que nadie transita. Eso en la mentalidad antigua se asociaba a la soledad del desierto.
El contraste está en lo que el final del Evangelio nos promete: “Y todos verán la salvación de Dios” aunque no se dice cuándo veremos la salvación de Dios, la comunidad sabe por experiencia que aun en medio del desierto y del éxodo de su historia, Dios habita en el creyente.
En realidad, en lenguaje cristiano, Jesucristo el Señor, es el camino que lleva al Padre, la verdad y la vida (Jn 14:6) hacia la humanidad; eso quiere decir que, Cristo viene a nosotros para orientar nuestras vidas hacia el Padre. El camino que Juan nos invita a preparar va ser el marco donde se desarrollará la salvación de la humanidad. Es decir, así como predicó un bautismo de conversión para perdón de los pecados, en otra perspectiva, Jesús constituye el camino por el cual Dios “llega” a salvar para siempre a la humanidad. Dios actúa en Jesús como nunca había hecho con la humanidad, es decir, nos salva por la Palabra y por la Acción tomando un cuerpo como el nuestro y haciéndose uno de los nuestros.
Como idea central, la llegada del Señor nos habla de cambios. Se menciona el cambio en la creación, elévense los valles, desciendan los montes y colinas, etc., eso quiere decir que Dios en el origen ha hecho el cielo y la tierra, el ser humano y los animales. Una semejanza general que el texto no dice, pero creemos oportuno destacar es el hecho de que siendo nosotros imagen y semejanza de Dios debemos introducir cambios en nuestra vida si queremos entrar activamente en relación con Dios. No somos imagen de Dios porque dominamos sobre los demás seres vivos. Somos imagen y semejanza de Dios si compartimos la tarea con Él.
Juan Bautista marca el comienzo de una nueva era que sería como asumir la responsabilidad de que nuestro obrar no debe ser constantemente contrario al buen hacer de Dios; podemos y debemos con nuestra inteligencia evitar abusos: ecológicos, económicos, políticos, y todo tipo de escándalos. Dios quiere llevar la empresa humana al mas alto nivel. Por eso pensamos que en este domingo si algo debe quedarnos claro es que el pecado del ser humano no trastorna la armonía y el orden dispuesto por Dios desde la creación del mundo. Pero merece el esfuerzo que haya una solidaridad entre todo y de todos en Cristo salvador. Todo esto guarda relación con los anhelos de tantas personas que sufren en nuestro tiempo.
Fr. Nicolás Moto
Real Convento de Predicadores, Valencia
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Ser Fraile Dominico