Esas
fueron las palabras del papa Francisco a fr. Pedro Fernández, prior de
la comunidad de dominicos de Santa María la Mayor que desde tiempo
inmemorial se hacen cargo de la confesión en dicha Basílica Mayor.
Al día siguiente de la elección, el papa Francisco
se dirigió a una de las Basílicas Mayores de Roma, la de Sta. Mª la
Mayor. Estuvo unos minutos orando ante la imagen de Nuestra Señora
“Salus Populi Romani”, Protectora del Pueblo Romano. Inmediatamente
después pasó a la Capilla Sixtina de la Basílica de Sta. Mª la Mayor
donde se encuentra enterrado el papa dominico San Pío V, ante quien
también se detuvo para orar.
Durante la visita saludó a los religiosos y
religiosas, así como los laicos que desempeñan distintas tareas en la
Basílica. Entre ellos estaban los dominicos que se encargan de la
confesión de los peregrinos que se acercan al templo. El prior de esa
comunidad internacional es un dominico español, fr. Pedro Fernández, que
ha sido profesor de la Facultad de San Esteban de Salamanca y de San
Dámaso de Madrid. Le hemos pedido que nos cuente cómo fue ese encuentro
con el papa y cuáles son las palabras que le dirigió. Así nos lo cuenta:
«Me has pedido mis impresiones sobre el nuevo
papa. Gracias por darme la ocasión de manifestar mi confianza en el papa
Francisco, jesuita argentino, que ha querido llamarse así para abrir la
Iglesia al nuevo aire, que representa San Francisco de Asís, el cual
con Santo Domingo de Guzmán, fue llamado por Jesucristo a reconstruir la
Iglesia, en la pobreza y sencillez y con el poder de la palabra de Dios
y la celebración viva de los sacramentos. Efectivamente, pude saludar
al papa Francisco en la Capilla de la Virgen Salus Populi Romani, de la
Basílica Papal Santa María la Mayor, a donde llegó a poner bajo el
amparo de la Virgen María su Pontificado. Al presentarme al papa el
Cardenal Arcipreste de la Basílica, Santos Abril, como el Prior de los
Penitenciarios de la Basílica, me repitió el papa: "Sed misericordiosos,
sed misericordiosos". Gracias, Santidad, se lo comunicaré también a la
Comunidad, le dije. Dios bendiga a nuestro Santo Padre y la Virgen lo
proteja siempre».
«Sed misericordiosos, sed misericordiosos», con
esa petición que hacía a los penitenciarios estaba, de alguna manera,
declarando cual va a ser el espíritu desde el cual va a vivir su
Pontificado: la misericordia, la que nunca faltó a San Francisco de
Asís. El lema de su Episcopado: "Miserando atque eligendo" ("lo miró con
misericordia y lo eligió"), tomado del Evangelio de San Mateo del
pasaje que describe la postura de Jesús hacia el publicano, confirma
este mismo espíritu misericordioso.
Penitenciarios de Sta. Mª la Mayor
Fue el papa dominico San Pío V quien, en 1568,
encomendó a los dominicos la tarea de impartir el sacramento de la
reconciliación en la Basílica de Santa María la Mayor, y desde entonces
han venido desempeñando esa labor. La comunidad de dominicos de Sta. Mª
la Mayor está compuesta por 12 frailes de distintas partes del mundo,
que viven en el convento situado frente a la Basílica. Todos ellos
hablan varias lenguas para poder confesar a las miles de personas de
todo el orbe católico que pasan cada año por esa iglesia.
El padre Pedro Fernández, fraile dominico de la
Provincia de España, fue elegido prior de la comunidad hace ya más de
tres años. En una entrevista a Zenit en 2009,
describía así la misión de los “penitenciarios”: «esta labor significa
ejercitar el sacerdocio que la Iglesia me ha confiado en nombre de
Cristo. Me permite estar en contacto directo con las personas y las
almas».
Señalaba el dominico como su labor va más allá de
la absolución: «Veo mucha soledad. Hay penitentes que vienen deseando
desahogarse, ser escuchados. El confesor debe aprovechar esta ocasión
para ayudarlos, en primer lugar a darse cuenta de los pecados para poder
arrepentirse, porque nadie se arrepiente de lo que no conoce».
Fr. Pedro entiende la confesión como un momento
para evangelizar: «se experimenta bastante ignorancia religiosa.
Conviene que el confesor haga en ese momento una catequesis adecuada».
Ya en esa entrevista el dominico enfatizaba la importancia de que los
fieles viesen el sacramento como un regalo y no como un castigo:
«Tenemos que acercarnos a la confesión para acoger este perdón. Ahí está
la belleza de la confesión. Es el sacramento de la paz con uno mismo».
(Marzo 20, 2013)