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LAS GUERRILLAS CRISTERAS
DESDE ALCEMOS LA ESPADA...



Oficialmente se llamo “Revolución cristera”, aunque no se haya revolucionado nada.

La reviste “The New Age” (la era nueva) dice en diciembre de 1926: “La iglesia Católica ha pervertido a los mexicanos durante 400 años. Los ha convertido en esclavos y fanáticos y sumidos en la ignorancia. El merico de Calles es cabalmente este, a saber: el haberlos liberado de la ignorancia y de la superstición en que yacían. Por esta razón es que puede contar con nuestra simpatía y con el apoyo de Norteamérica”.
Aun así los “ignorantes” católicos mexicanos decidieron levantarse en armas para proteger su ignorancia, no querían ser liberados de su superstición. Eso era en el siglo anterior, ahora en estados unidos de mayoría de religión protestante es de donde proviene la mayor parte de pornografía que se produce a nivel mundial, ellos saben que las drogas le hacen cuanto daño haya arrojado la ciencia y de cualquier forma sigue su consumo, los soldados gabachos viajan miles de kilómetros para hacerles la guerra a otros países y ni sabe por que pelean, esclavitud sexual, fanatismo en consumo de drogas, e ignorancia de los soldados, los que necesitan ser liberados son otros.

Todo mexicano que se pensaba en levantar en armas, solamente para que hubiera misa de nuevo (¿pelando por la superstición?), si era descubierto, se le capturaba, lo torturaban para que delatara a sus cómplices, en la mayoría de los casos no obtenían información el régimen y finalmente eran asesinados, sin juicio previo sin investigaciones, una autentica dictadura.

Los primeros combates contra el gobierno se empezaron a dar a finales de 1926, brotes aislados y sin coordinación. Las organizaciones católicas fijaron la fecha para el levantamiento en armas el día 1 de enero de 1927, al grito de “Viva Cristo Rey”. (De ahí que viene el apodo de “cristeros”).
En la región del Penjamo ya operaba una guerrilla al mando de Luis Navarro Origel, a finales de septiembre de 1926, comandaba 2,000 hombres, un hombre estricto con sus soldados, de buena disciplina.

Anacleto González Flores era secretario de la “Unión Popular” y también era miembro de la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mexicana) y del periódico “Gladium”. El tomo el mando de los cristeros en Jalisco, que fue el primer levantamiento formal. Le siguieron católicos de los estados de Durango, Oaxaca, Michoacán, Morelos y Guanajuato, los secundaron mas tarde gente de los estados de Zacatecas, Sinaloa, Colima, Aguascalientes, México y Veracruz.

Como no tuvieron ningún apoyo político ni internacional (como lo tuvo Juárez), las batallas eran de improvisados, sin muchos mandos militares y con escasas armas y municiones, las armas que se utilizaban eran de caza o tiro al blanco, no tenían mausers como el ejercito de tiro rápido, se escondían en sierras, llanuras y montañas, escasos en alimentos, sin comunicaciones, nada de servicios de higiene, cero en servicio medico, lo cual los heridos tenían que ser llevados a los pueblos para curarlos, pero si descubrían que un doctor había ayudado a un cristero se le asesinaba sin previo juicio, también eran asesinadas las personas que les daban posada a los cristeros o que les habían ayudado de forma indirecta.
Con una determinación férrea, se lanzaban al ataque contra los soldados del régimen, algunos combates que iban ganando tenían que ser suspendidos por falta de municiones, de entre emboscadas y tiroteos les iban arrebatando los mausers al ejércitos. Para la subministración de municiones, algunos hombres y las brigadas femeninas (conocidas como “Juanas de Arco”) se la jugaban para entregarles las municiones a los cristeros, de los hombres los escondían en cajas de jabón o sacos de sementó, las mujeres organizaban días de campo y en sus canastas escondían el parque.
Un odio anticristiano emanaba del gobierno y sus tropas ya que cuando descubrían a los cristeros o a sus ayudantes, eran torturados cruelmente, golpeados, mutilados, ahorcados en los postes, quemados vivos, los amarraban y arrastraban con camiones, en el caso de las señoritas eran violadas por varios hombres, igualmente golpeadas, y finalmente se les asesinaba.

La iglesia católica tuvo desde sus principios a presente falla de que siempre va a estar infiltrada, sin importar que, esta escrito como el judío Judas Iscariote entrego a Jesucristo para que lo condenaran, inventándole crímenes bastante absurdos como negar la religión judía (¿crimen?), creerse hijo de Dios (que no seria muy diferente a la pendejada de creerse “pueblo elegido”), después de sufrir tormentos similares al de los cristeros fue crucificado y asesinado, pero tuvo una variable en la historia.
Anacleto González fue descubierto en su refugio en Guadalajara el 1 de Abril, lo delato un “cristero” de reciente ingreso, el régimen lo desnudo, lo colgaron de los pulgares, lo azotaron y le hicieron cortaduras en los pies, todo con el objetivo de ver si denunciaba a sus compañeros pero no dio resultado y le dieron muerte.
2 meses después toma la jefatura de la Guardia Nacional el general Enrique Gorostieta, que había salido del Colegio Militar y fue el que mando a todos los cristeros durante los 2 años y medio de lucha.
Para mediados de 1927 ya operaban en el país 18,000 hombres en armas. El embajador de estados gabachos Dwighilt Morrow le dio ayuda al régimen de Calles para que combatiese mejor a las guerrillas, aviones, armas y dinero, aparte de la conspiración de silencio en la prensa tanto de México como de estados gabachos.

En medio de la guerra civil, atropellos, asesinatos, vino un amigo belga León Degrelle para reunirse con los cristeros, saber exactamente lo que pasaba aquí en México (1929), estando de los 2 bandos con los cristeros y con los tiranos rojos de México según lo describió él, en su libro “Mis andanzas en México” comenta como viva en esos tiempos los gobernadores: “La hacienda del Ministro Morones, en Talpam, tenia castillo, jardines, canales, teatro, cuadras repletas de caballos soberbios, sin contar las piscinas donde, durante las bacanales de los fines de semana, las mujeres reclutadas en los teatros de los suburbios realizaban sus abluciones bajo los focos convergentes de faros multicolores… La hacienda del presidente Calles, donde fui en Navidad, situada entre la ciudad de México y Puebla, era, muy probablemente, la mas bella del país. Una carretera magnifica, cuyo trazo fue estudiado por el propio Calles, la unía con la capital: fue el país, entiéndase bien, quien la financio. Todos estos gerifaltes poseían grandes fincas. Tenían joyas como viejas mujeres ligeras. Automóviles de lujo. Abultadas cuentas corrientes bancarias. Parecía que en esto consistía la revolución. En todo caso, fue así como en México los jefes rojos me la han mostrado…”

A finales de 1927 operaban 20,000 cristeros regulares y 10,000 en forma intermitente en 17 estados del país.
Los combates continuaban y los cristeros hacían profundas penetraciones. El secretario de Gobernación Portes Gil anunciaba que al mes el ejercito sufría bajas de 800 a 1,000 hombres.
Ese era un curioso detalle, que los cristeros teniendo recursos y capacidades militares menos ventajosas que el ejercito, ellos lograban hacerles el mayor numero de bajas.

Pese a la encarnizaba lucha entre hermanos mexicanos, la masonería veía frustrados sus planes de descatolización por la vía violenta, entonces entablo platicas con el Papa Pío XI para que arreglos de paz en todo el mundo, particularmente en México. Después Calles asistió a una junta secreta con el embajador gringo Morrow y el sacerdote John Bruke, para acordar un plan que reanudara el culto religioso en México.
El gobierno hizo ofrecimiento de paz al sector católico, los jefes cristeros veían con malos ojos que los sacerdotes aceptaran dichos ofrecimientos, pero la iglesia lo considero necesario y el culto fue reabierto a mediados del año 1929. El Papa prohibió la “Unión de católicos Mexicanos” que era por donde actuaba “La Guardia Nacional” (los cristeros).
La ley no se aplicaba pero tampoco se derogaba, sigue estando en la “ley”.
Mucho cristeros obedecieron a rendirse y entregar las armas pero poco después el gobierno empezó los asesinatos contra ex líderes cristeros y miembros de este. La masonería no respeto los arreglos de paz, siguió la guerra contra la iglesia pero ahora con el método con el cual había dicho Lenin, infiltrarse y minarla por dentro, sin ataques abiertos que hicieran mártires.
90 sacerdotes habían sido asesinados durante la contienda, según los registros de La Guardia Nacional murieron en combate 4,797 cristeros, pero el general Jesús Degollado murieron mas cristeros después de los combates que durante.
Se estiman que cayeron 12,000 mexicanos católicos sin contar las bajas sufridas en el ejército.

Los masones le ofrecieron una comida la entonces presidente Portes Gil (27 de julio de 1929), en donde dijo: “Mientras el clero fue rebelde a las instituciones y a las leyes, el gobierno de la Republica estuvo en el deber de combatirlo como se hiciese necesario…Y ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente a las leyes. Y yo no podía negar a los católicos de mi país el derecho que tiene de someterse a las leyes…La lucha no se inicia. La lucha es eterna; la lucha se inicio hace veinte siglos…En México, el Estado y la masonería en los últimos años han sido una misma cosa; dos entidades que marchan aparejadas, porque los hombres que en los últimos años han estado en el Poder, han sabido siempre solidarizarse con los principios revolucionarios de la masonería”.

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