El próximo 12 de mayo, Su Santidad Francisco canonizará a los fieles que pasaron a la historia como los 800 mártires de Otranto (Lecce – Italia).
El 28 de julio de 1480 los ejércitos turcos, queriendo ocupar el reino de Nápoles, desembarcaron en la región italiana de Apulia y asediaron la ciudad de Otranto. El convento dominicano dedicado a Santa María de la Candelaria, por su ubicación al exterior de las murallas de la ciudad, fue el primer edificio en ser saqueado y ocupado por la artillería turca. Los frailes se refugiaron en la ciudadd.
El 12 de agosto, los turcos, tras 14 días de asedio y de bombardeo de las murallas, lograron entrar en la ciudad y atacaron tanto a los defensores como a los ciudadanos más indefensos. En contra de las costumbres de la época, entraron en la Catedral donde se habían refugiado el arzobispo, los eclesiásticos y muchos ciudadanos. Muchos de ellos fueron asesinados en el mismo lugar y otros el día siguiente, 13 de agosto, en la colina llamada de la Minerva, tras haberse negado a abjurar de su fe en Cristo.
No se sabe exactamente cuántas personas cayeron en la defensa de la ciudad ni cuantas fueron puestas, por Ahmet Paşa, ante la alternativa de renegar de su propia fe para obtener la libertad o perder la vida. La tradición afirma que aquellos que un grupo de 800 mártires se mantuvo fiel a su fe hasta el final. Aunque no se sabe el nombre de muchos de ellos su martirio fue entendido como un signo del compromiso de toda la comunidad en defensa de la fe. En la única lista fiable desde un punto de vista histórico se recogen algunos cuantos nombres. Entre los primeros en ser mencionados aparece el Maestro Alessandro Longo, dominico. Sabemos que aquel día también murieron otros dominicos pero no conocemos sus nombres.
Fray Alessandro Longo, el fraile cuyo martirio aparece documentado, nació en Otranto hacia 1425 y se hizo fraile en el convento de Lecce o de Nardó. Fue ordenado sacerdote en Bolonia el 30 de mayo de 1450. En 1451 fue nombrado “Maestro de estudios” en el estudio general de Santo Domingo de Nápoles. Fundador en 1458 del convento di Otranto, en 1474 obtiene del Maestro de la Orden la facultad de dar el hábito dominicano y de recibir a la profesión frailes y hermanas. En 1475 fue asignado definitivamente a Otranto para organizar y consolidar el naciente convento. Dando muestras de una gran apertura mental fue capaz de elaborar una cultura refinada que sintetiza la tradición griega de su tierra natal con la tradición latina aprendida en las escuelas de Bolonia y de Nápoles. Sabemos que es el autor de un comentario a las comedias de Aristófanes.
La Orden Dominicana, por su parte, tuvo siempre una gran devoción hacia los 800 mártires de Otranto. En 1574 algunos cuerpos de estos mártires fueron llevados a Nápoles y puestos bajo el altar de Santa María del Rosario en la iglesia dominicana de Santa Catalina de Formiello. En el Capítulo General de Roma de 1629, el título de prior de Otranto fue otorgado al socio del prior provincial de Apulia. Este solicita y obtiene en 1694 de la Congregación de ritos la facultad de celebrar el oficio y la misa de los beatos mártires para todos los conventos de la Orden.