Las doctrinas fundamentales protestantes o, de las llamadas “denominaciones cristianas”, se contradicen demostrando el error en el que caen. Muchos protestantes hablan de que la Biblia como el único fundamento de la revelación pero, lo que no saben o no ven, es que aquella Biblia en la que se fundan, es la misma que canonizó la Iglesia católica apostólica romana, por tradición apostólica, en el Siglo IV; luego, cuando hablan de Biblia, hablan de la Biblia canonizada por la Iglesia católica. En la misma Biblia no se encuentra una lista de todos los libros inspirados; luego, ¿cómo saben que la serie de libros que contiene la Biblia son los correctos?
Muchas son sus contradicciones, las cuales, iremos demostrando en éste pequeño artículo que publicamos a continuación.
CÓMO RECHAZAR LAS DOCTRINAS PROTESTANTES
a) Cuando una doctrina está contra la razón, es necesariamente falsa y no fue revelada por Dios.
b) Ahora bien, el protestantismo es contrario a la razón… pues sus principios son falsos.
c) Luego, el protestantismo es falso y no fue revelado por Dios.
Debemos probar la proposición b):
Enunciado de los dos principios fundamentales del protestantismo:
1º) La Biblia, y sólo Ella, es la única fuente de revelación.
2º) Cada uno ha de interpretar la Biblia por sí mismo... (libre examen).
Refutación del primer principio:
Argumento I:
Los protestantes no pueden probar que la Biblia sea la palabra de Dios.
Los protestantes, para conocer las verdades de fe, admiten sólo la Biblia, y ésta en cuanto es Palabra de Dios.
Ahora bien, que la Biblia sea Palabra de Dios es una verdad de fe.
Luego, que la Biblia es Palabra de Dios debe ser probado por la Biblia, en cuanto es Palabra de Dios… Esto es caer en un círculo vicioso… ¡y no probar nada!
Argumento II:
El principio fundamental del protestantismo es contradictorio.
No está en la Biblia que ella sea la única regla de fe.
Ahora bien, según los protestantes, no se ha de creer lo que no está en la Biblia.
Luego, no se ha de creer que la Biblia sea la única norma de fe.
Argumento III:
La historia enseña que es falso el primer principio protestante.
La Biblia no era norma de fe de los cristianos que vivieron antes de que se escribiese la primera página del Nuevo Testamento y se terminase de escribir la última.
La Biblia no era norma de para todos los cristianos que vivieron antes de que se juntasen en un solo libro todos los libros inspirados (lo cual sucedió hacia el siglo IV).
Argumento IV:
Jesucristo puso como norma de fe la predicación.
La norma de fe de los primeros cristianos era la predicación de los Apóstoles, y no la Biblia (Mt. 28:18; Mc. 16:15; Lc. 10:16; Jn. 20:21).
Y en la Biblia no se ha escrito todo: Jn. 21:25; II Jn. 12; III Jn. 13.
Argumento V:
La Biblia sola no basta.
La Biblia habla también de la Tradición: II Tes. 2:15, II Tim. 1:13; II Tim. 2:2; I Cor. 15:1-2.
Para creer en la Biblia hace falta otra norma de fe que nos diga cuáles son los libros inspirados.
Refutación del segundo principio:
Refutación del segundo principio:
Argumento I:
El primer principio protestante contradice el segundo.
La Biblia no dice en ninguna parte que cada uno tiene derecho a interpretarla.
Los protestantes dicen que se tiene que rechazar cuanto no contiene la Biblia.
Luego, los protestantes tienen que rechazar que cada uno tiene derecho a interpretar la Biblia.
Argumento II:
Es falso el principio, pues la Sagrada Escritura no es fácil de entender.
Según ellos, la Biblia es fácil de entender… pero no es así: Hechos, 8:26-40; Lc. 24:25-27, 32, 44-46; II Pedro 3: 15-17.
Los Apóstoles no siempre entendieron la Sagrada Escritura. Los maestros de la Ley no entendieron la Sagrada Escritura (I Cor. 2:8). San Pablo no la entendía cuando perseguía a los cristianos. No la entienden hasta el día de hoy los judíos que aún esperan al Mesías (II Cor. 3:12-16).
Argumento III:
El segundo principio se opone al primero.
Como no hay dos personas que interpreten igual la Biblia, hay tantas interpretaciones como individuos.
Con el principio del libre examen, la norma de fe no es lo que dice la Biblia, sino lo que se interpreta al leer.
Luego, hay tantas normas de fe como individuos.
Con el principio del libre examen, la norma de fe no es lo que dice la Biblia, sino lo que se interpreta al leer.
Luego, hay tantas normas de fe como individuos.
Argumento IV:
El segundo principio conduce al error… luego, es falso.
Doctrinas contrariamente opuestas no pueden ser verdaderas.
El segundo principio hace que uno interprete la Biblia de un modo, y otro de otro, aunque sea contrariamente opuesto al primero.
Luego, el segundo principio hace que las interpretaciones no sean verdaderas.
Ahora bien, lo que no lleva a la verdad, lleva al error.
Argumento V:
El segundo principio es absurdo y contradictorio.
Con el principio del libre examen, la norma de fe cambia en cada uno a medida que cambia su interpretación.
Ahora bien, cambiar constantemente de norma de fe es absurdo y contradictorio.
Argumento VI:
El segundo principio destruye la Biblia.
Los protestantes, con el libre examen, quitan a las palabras de la Biblia el significado que tienen en la mente de Dios, para darle el que se le ocurre al lector.
Argumento VII:
El segundo principio va contra la Biblia.
San Pablo dice: “La Iglesia de Dios es columna y sostén de la Verdad”.
Para los protestantes, la columna y sostén de la verdad es la Biblia, con su libre interpretación.
Luego, los principios del protestantismo se oponen a la Biblia.
Luego, los principios del protestantismo se oponen a la Biblia.
De todo esto se sigue que tanto el primero como el segundo principios del protestantismo son falsos, que era lo que debíamos probar para demostrar que el protestantismo es falso y no ha podido ser revelado por Dios.
Es falso pues es contrario a la razón… es contrario a la razón pues sus principios son falsos.
Por lo tanto, hay que adherir con todo el corazón a la Iglesia Católica Apostólica Romana, la cual nos enseña que: “Hay que creer con fe divina y católica todas las cosas contenidas en la Palabra de Dios escrita o transmitida, propuestas por la Iglesia mediante definición solemne, o por el Magisterio ordinario universal, para ser creídas como divinamente reveladas”.
Por eso creemos en la Sagrada Escritura y en la Santa Tradición, en las cuales encontramos todo lo que es necesario creer para salvarse, y creemos en el Santo Magisterio de la Santa Iglesia que custodia fielmente, transmite íntegramente e interpreta infaliblemente el Depósito de la Fe.
Tomado de Cabildo blog.
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