TV DOMINICA

dominicostv on livestream.com. Broadcast Live Free
Watch live streaming video from dominicostv at livestream.com
Mostrando entradas con la etiqueta PADRE TRAMPITAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PADRE TRAMPITAS. Mostrar todas las entradas

LAICOS Y LA ORDEN DOMINICANA


Los laicos y la misión de la OrdenSanta Sabina, noviembre 1987F. Damian Byrne, O.P.
l Capítulo General de Ávila instituyó una comisión especial para el estudio del papel de los laicos en nuestro apostolado. Así el Capítulo se hacía eco de la creciente importancia que el laicado ha ido adquiriendo en la Iglesia, particularmente a partir del Concilio Vaticano II. Dicha comisión capitular encomendó al Maestro General de la Orden “escribir a los frailes y a toda la Familia Dominicana sobre los laicos en nuestro apostolado y sobre los laicos dominicos en el mundo de hoy” (n. 95).


1. El despertar de los laicos, un nuevo signo eclesial


El Concilio Vaticano II se hizo eco de un nuevo signo eclesial: el despertar de los laicos a una nueva etapa eclesial de corresponsabilidad y sentido de comunión. Las palabras del Concilio fueron un reconocimiento y acogida favorable de esta nueva etapa y, a la vez, una invitación a toda la Iglesia para seguir por este camino. El reciente Sínodo extraordinario de los Obispos ha recogido la voz autorizada del Concilio y ha señalado nuevas directrices y metas como complemento de la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia.


El despertar de los laicos a la ministerialidad y corresponsabilidad eclesial es un signo de los tiempos con profundo significado teológico. Las declaraciones conciliares o sinodales son sólo el reflejo de un hecho histórico que se está produciendo a lo largo y ancho de todas las iglesias locales y, por tanto, de la Iglesia universal.


Os invito a repasar conmigo algunos hechos presentes en la actual coyuntura de la Iglesia.
a) Las iglesias locales, muchas de ella s iglesias jóvenes, están cobrando especial vitalidad gracias en buena parte a la activa corresponsabilidad de los laicos, hombres y mujeres, conscientes de su vocación cristiana y de su misión y responsabilidad apostólicas. Los esfuerzos de revitalización, reorganización, inculturación… renovación misionera… son con frecuencia urgidos y llevados a cabo por los laicos en diálogo y colaboración con sus párrocos.


b) Singular importancia ha adquirido el hecho de una progresiva diversificación de los ministerios asumidos por los laicos en el interior de la comunidad. Cada día es mayor el número de los laicos que descubren y realizan ministerios específicos en la Iglesia. En la mayoría de los casos, estos ministerios reconocidos y aprobados por sus respectivos pastores. Crece el número de los laicos dedicados a la catequesis y evangelización, a la reflexión y la enseñanza teológica, a la presidencia y animación de la comunidad, a la administración y servicios sociales, la lucha por la causa de la justicia y la paz en el mundo… Estos ministerios no son ejercidos sin más preparación que la buena voluntad, quienes los ejercen se sienten obligados a una formación, preparación y entrenamiento adecuados.


c) C) Desde el punto de visa teológico, eclesial y pastoral, es altamente significativo el hecho de un creciente liderazgo asumido por los laicos. No es un simple liderazgo que supla la escasez de sacerdotes o que los desplace Es el liderazgo de muchos laicos que por vocación o especial carisma se sienten llamados a convertirse en animadores de la comunidad cristiana en la oración, en el compartir la Palabra, en los compromisos sociales y políticos, en las obras de caridad y justicia. Estos líderes laicos auguran una nueva etapa no sólo para la concepción sino también para el funcionamiento de la autoridad en la comunidad cristiana.


d) En el despertar del laicado adquiere singular importancia y significación la presencia de la mujer, tras siglos de silencio y marginación. Los dones naturales y los carismas especiales de la mujer inyectan una nueva vitalidad en la comunidad cristiana y revela un nuevo rostro de la experiencia cristiana. Su sentido de lo práctico, la especial sensibilidad femenina, su maternidad, la constancia en las pruebas… revelan aspectos ocultos de la Palabra de Dios, de la comunión cristiana, de la experiencia del Reino.


e) Estos fenómenos presentes en la Iglesia actual han provocado una creciente colaboración de laicos, religiosos, sacerdotes en las distintas esferas de la vida eclesial. Cada vez más los dominicos y dominicas compartimos nuestra vida y proyectos apostólicos con otros religiosos y laicos, hombres y mujeres, casados o solteros. Los laicos no son ya simples destinatarios de nuestra misión, ellos comparten con nosotros –y nosotros con ellos- una misma responsabilidad en la comunidad cristiana.


f) Frente a este hecho eclesial es preciso que los dominicos nos hagamos algunos interrogantes: ¿Cómo no sentimos y cómo reaccionamos ante el despertar de los laicos en la Iglesia? ¿Asumimos de buen grado este hecho? ¿Lo ignoramos con autosuficiencia? ¿Lo rechazamos por falsos miedos? ¿Cuáles son nuestras actitudes y nuestras prácticas en relación con los laicos? ¿Qué puesto tienen los laicos en nuestro ministerio, en la elaboración y realización de nuestros proyectos apostólicos? Sentir con la Iglesia hoy significa, entre otras cosas, asumir estos interrogantes y responderlos con sinceridad.


2. Claves Teológicas para una reflexión cristiana


La reflexión teológica ha vuelto hoy su mirada hacia los signos de los tiempos para leer, interpretar y discernir las exigencias de la Palabra de Dios y de la experiencia cristiana. Hacer teología o predicar es poner en contacto la Palabra de Dios con las situaciones históricas de los hombres. La fidelidad a nuestra rica tradición teológica exige de nosotros una escucha atenta y un discernimiento teológico de este nuevo signo eclesial de los tiempos. No podemos olvidar que fueron precisamente nuestros hermanos teólogos del Vaticano II quienes desarrollaron la nueva teología del laicado y de la ministerialidad de la comunidad cristiana.


a) La primera clave para reflexionar sobre el laicado y su misión en la Iglesia nos la proporciona la eclesiología del Concilio Vaticano II. Éste desplazó la definición jurídico-institucional de la Iglesia hacia una concepción o definición específicamente teológica. El criterio clave de esta nueva definición específicamente teológica. El criterio clave de esta nueva definición es “El Pueblo de Dios”: la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, convocado por la fe en el Resucitado, y sellado por el bautismo en Cristo Jesús. Hoy existe una cierta tendencia a afirmar que la “comunión” expresa la naturaleza de la Iglesia mejor que “el Pueblo de Dios”. Sin embargo , tanto el Vaticano II como una tradición gaética mucho más antigua están en favor de la definición “Pueblo de Dios”. Todos los bautizados participan en pleno derecho en esta vocación y en esta misión. Todos son Pueblo de Dios, miembros activos y responsables de la Iglesia en su misión.


b) Esta concepción eclesiológica del Concilio nos conduce a una nueva concepción de la ministerialidad y de los ministerios en la Iglesia. Todos los ministerios y carismas son dones de Dios a través de la comunidad. He aquí la segunda clave importante para nuestra reflexión teológica. El sujeto de la ministerialidad es la comunidad cristiana. Todo bautizado comparte radicalmente esta dimensión de la ministerialidad. La diversificación de los ministerios es la expresión de la dimensión ministerial en la comunidad.


c) Una tercera clave de la reflexión teológica nos obliga a revisar nuestra tradicional teología del ministerios. Me refiero a los criterios de valoración y jerarquización de los mismos. El carácter sacro de las acciones litúrgicas y el nexo estrecho entre ministerio sacerdotal y autoridad en la Iglesia nos han acostumbrado a un punto de vista sagrado y litúrgico, concediendo preferencia a este ministerio. De esta forma, las funciones y ministerios asociados con el culto ocupan el primer puesto en nuestra escala de valores, mientras que el ministerio más “secular” queda relegado al segundo puesto. Esto debe cambiar. Recordando el consejo de S. Pablo a los Corintios, es necesario recobrar los criterios comunitarios para valorar y dar preferencia al carisma y al ministerio. El carisma y el ministerio cobran mayor importancia para el cristiano en la medida en que sirven para construir la comunidad cristiana.


Esta tercera clave teológica ayuda a superar el tradicional dualismo y en muchos casos falsa oposición entre el sacerdocio y el laicado. Vale la pena recordar las palabras del Padre Congar a este propósito:


“No se construye la Iglesia solamente con los actos de los ministros oficiales del sacerdocio, sino también con muchos otros servicios, más o menos fijos u ocasionales, más o menos espontáneos o reconocidos, algunos consagrados por la ordenación sacramental. Tales servicios existen; existen aunque no se les llame por su proprio nombre: ministerio y aunque no tengan su verdadero puesto y status en la eclesiología… A la larga uno ve que el doble elemento decisivo no es “sacerdocio-laicado”. Sino “ministerio (o servicio) y comunidad” (Ministères et communion ecclèsiale. París, 1971, pp. 9, 17, 19).


Ayuda también a comprender la diversificación y reparto de los carismas y ministerios entre todos los miembros de la comunidad, ordenados o laicos, hombres o mujeres. Finalmente lo que es más importante, ayuda a reconocer el profundo significado cristiano que tienen los ministerios ejercidos por los bautizados en la búsqueda de una sociedad más humana, más fraterna, más justa: promoción, asistencia, defensa de los derechos humanos, etc.
Estas claves teológicas deben estimular nuestra reflexión y discernimiento desde la práctica de nuestra actividad pastoral y eclesial. La teología nos ofrece hoy puntos seguros y puntos disputados en torno a los ministerios. Sigue siendo misión de los dominicos ofrecer a la comunidad cristiana el ministerio y el carisma del discernimiento teológico, si queremos seguir siendo fieles a nuestra tradición. Pero nuestra reflexión teológica no será fecunda si se distancia de nuestra acción cristiana, eclesial y apostólica.


3. Retos y compromisos para la Familia Dominicana


El centro del carisma dominicano ha de buscarse en la predicación, en el anuncio kerigmático de la Palabra de Dios. Ser dominico es ser predicador. Esto es lo más importante del proyecto dominicano. Sin embargo, este anuncio es más que un mero discurso verbal que pasa a través de la catequesis, la homilía o la enseñanza religiosa. Se manifiesta en cualquier palabra o cualquier práctica histórica que proclama el acontecimiento salvífico en medio de la historia humana.
El lugar específico de encuentro entre los dominicos y los laicos es exactamente el carisma y el ministerio de la predicación. La Familia dominicana está llamada a ser una comunidad de predicación en la que son miembros activos y corresponsables frailes, religiosas, laicos con carismas y ministerios diferenciados.


La Orden nació en un momento histórico de crisis eclesial pero también de extraordinaria vitalidad. Fue un momento del despertar de los movimientos laicales, lo que influyó grandemente en el nacimiento y en el proyecto funcional de las Ordenes Mendicantes y creó una nueva concepción de Iglesia por encima de los límites parroquiales o diocesanos. A lo largo de su historia, la Orden tiene experiencias significativas que nos pueden ayudar a comprender y a asumir los nuevos tiempos del laicado: la evolución de las funciones y ministerios de los hermanos cooperadores, la incorporación de numerosas congregaciones femeninas a la misión de la Orden. El recuerdo de estos hechos es un reto para los nuevos tiempos.


Hoy, pienso que nuestras comunidades están llamadas a inaugurar y pontenciar nuevas prácticas eclesiales que canalicen al laicado hacia la colaboración en el ministerio de la Iglesia.
La práctica de la oración compartida con los laicos ofrece a éstos la riqueza de una oración refrendada por siglos, a la vez que recibe de ellos la novedad y la frescura de nuevas experiencias cristianas. Algunas de nuestras comunidades dominicanas se verían revitalizadas en su oración si la compartieran con los laicos. No faltan ejemplos de ello.


Es preciso asimismo inaugurar y potenciar nuevos modelos de formación compartidos con los laicos. Esta no puede orientarse en una sola dirección, como si nosotros fuéramos los maestros y ellos los discípulos. Ha de ser una formación compartida y mutua. La Palabra de Dios no está encadenada: está abierta a la inteligencia de todo creyente que esté a la escucha. Nosotros podemos aportar las riquezas de nuestra formación teológica de aprender a escuchar a fin de enriquecernos en el diálogo con los demás creyentes.


Nuestro trabajo apostólico debe ser revisado y reorientado desde la perspectiva de los nuevos ministerios laicales, para responder adecuadamente a la nueva relación eclesial con los laicos. Estos trabajos están llamados a potenciar una nueva forma más colegial. Debemos encontrar nuevas formas de compartir los proyectos apostólicos, nuevas maneras de llevarlos a cabo en corresponsabilidad, de diversificar las funciones y ministerios en nuestra actividad apostólica. La causa del Evangelio debe anteponerse a nuestras rutinas, comodidades y temores. Una comunidad dominicana en estado de misión y de itinerancia es una comunidad abierta al presente y al futuro de la Iglesia y de la sociedad.


El Capítulo de Ávila (N. 85 A) se hizo eco del malestar que existe entre el laicado dominicano. Hoy se encuentran frente a un problema particular: la ausencia casi total de jóvenes, con la consiguiente pérdida de vitalidad. ¿No será, al menos en parte, consecuencia del desconocimiento de las enseñanzas de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II? El mismo problema fue tomado en consideración por el Congreso del laicado dominicano celebrado en Montreal –1985- Ante esta situación es preciso repensar y reorientar los grupos del laicado dominicano en consonancia con las nuevas prácticas eclesiales y las nuevas claves teológicas concernientes al puesto y a la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo.


4. Mirando al futuro


Nuestros hermanos y hermanas se incorporan progresivamente a este nuevo estilo de vida y misión dominicanas para una Iglesia nueva que está naciendo. Muchos han comenzado ya y son un estímulo para toda la Familia dominicana. Su nuevo estilo hace más creíble nuestra vocación. Es una oportunidad de renovar la Orden. Este despertar del laicado nos ofrece una nueva frontera. Para cruzarla se necesita coraje.


El futuro de la Iglesia y de la Familia dominicana pide mucho de nosotros. Las razones para no actuar en algún momento nos brindan una falsa seguridad, pero como nos recuerda San Juan Bautista, el primer predicador de Jesucristo, “es necesario que yo mengüe para que Él crezca” (Io. 3, 30). Como Jesús, la gracia divina que vive en cada uno de los fieles, crece cuando éstos la proclaman hasta los últimos confines de la tierra.
Que el recuerdo de santo Domingo nos dé el coraje para comprometernos en este nuevo signo eclesial.

SANTO DOMINGO: HISTORIA DE UN INTINERANTE



El hombre para vivir mira a su alrededor buscando estímulo en el testimonio de otras personas. A veces lo encuentra intentando asemejarse a personas que se han distinguido por una actividad ejemplar. A veces lo encuentra en las enseñanzas de unas personas que le sirven de guía. A veces lo encuentra en personas cuya palabra y actividad quedan en la sombra pero su figura se convierte en compañero que anima a recorrer el propio camino.


Santo Domingo es una de esas personas que no llama la atención sobre sí mismo sino que te devuelve la mirada para que recobres la fe en ti mismo, para que te veas como creador responsable de tu vivir. Sto. Domingo aprendió desde niño que la vida es como un caminar siempre por nuevos caminos. Un caminar que nunca se repite y que nunca se acaba. Por eso él vivió como un itinerante. Su figura de itinerante es una inspiración para todos aquellos que intentan hacer su camino sin ataduras preconcebidas y sin caer en la imitación están dispuestos para aprender de cualquiera.


La vida de Sto. Domingo puede ser entendida como la historia de un itinerante. No como el peregrino que tiene prefijado su itinerario y su punto de destino, pues el itinerante no tiene lugar de destino y su itinerario se va trazando durante la marcha. Tampoco como el vagabundo que no tiene criterio en su itinerario y sus pasos son vividos momentánea y transitoriamente, pues el itinerante posee el don del discernimiento y de la fidelidad y sabe que un paso ha nacido del anterior y ha de responsabilizarse de su herencia. Sto. Domingo fue un itinerante desde su niñez hasta su muerte en su forma de pensar, en su forma de vivir, en su actividad y oración. No se dejó engañar por el camino fácil, ni por la vida cómoda, ni por intereses propios momentáneos. Sopesaba las posibilidades que tenía ante él, probaba pacientemente su respuesta y llegado el momento hacía su opción con coraje.


Contemplando la figura de Sto. Domingo se percibe la grandeza de tener un corazón que está en contínua búsqueda y que esa búsqueda es un tesoro sagrado. El sentir la búsqueda como un tesoro sagrado llena al itinerante y le aligera de otros pesos. Solo necesita luz y acompañamiento, es decir, discernimiento libre y responsable, y capacidad para mantener una relación humana con honestidad y honradez.


El itinerante también conoce el cansancio. Un cansancio que le invita a la autocomplacencia, a abandonar el propio discernimiento para que sea hecho por otros o por una ideología o a cargar pesos innecesarios sobre los hombros de los compañeros. Por eso le es necesario renovar sus decisiones cada día en una oración llena de silencio.


No es una forma de vivir fácil pero en este continuo caminar el hombre descubre una felicidad que no pierde su frescor.


Juan el Perro Pelón


Testimonio relatado por el Padre Juan Manuel Martínez "Padre Trampitas"


Cuando me separe de la fundición, me dice uno de mis ayudantes-Oye corazón - todavía no me decían Trampas--Es es cierto que te vas a trabajar a la fundición a Monterrey-Sí- Llévame contigo hombre, tú eres buen cuate-Mira, te voy a decir la verdad, me voy a estudiar para sacerdote, me voy a Estados Unidos a estudiar para sacerdote- ¿Queeeee?, Tú para sacerdoteeeeePues él me había visto como había apedreado a un sacerdote en la calle Libertad Cruz con Santa Bárbara, y el que salió más descalabrado fue el que después fue Obispo de Sonora Juan Navarrete, y me dice:-¿Tú para sacerdoteeeeee? Oye pues te diré como dijo Dimas: “Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino.Bueno, pasaron años, le decíamos el Perro Pelón porque no tenía ni un pelo en la cabeza, una enfermedad le había dejado calvo, nomás un mechón blanco cerca del ojo derecho, de manera que era inconfundible aquel hombre. Pasaron años, después que me ordené sacerdote, en mi primera misa, generalmente se hacen dos listas una de vivos y otra de difuntos, y me acordé de él y lo puse en los vivos, a Juan el Perro Pelón y en difuntos a Juan el Perro Pelón por si ya se murió, pues que descanse.Volvieron a pasar años y al año 73 cuando vine a Aguascalientes a celebrar mis bodas de oro, en el mismo templo que yo había apedreado para gloria de Dios, después de la celebración, mi sobrino me llevo a hacer un recorrido por la ciudad y viendo las mejoras que había hecho Olivares Santana cuando fue gobernador de Aguascalientes y me llevó por una calle que va a dar al Parían, pasó una torca cargada, llena y recio y dio vuelta al mercado, en el momento bajaba un señor de la banqueta, y la troca se lo llevó, se cogió de la plataforma, lo arrastró, pero como la torca dio vuelta a la izquierda, cayo en el suelo y la rueda de atrás casi le separo la rueda del tronco. No se movió, así se quedo, yo estaba como a unos siete metros de distancia en el carro de mi sobrino, brinqué y llegué con la indulgencia plenaria, la Bendición Papal, a la Virgen del Carmen se lo puse. Y llegaron los reporteros, tomado nota, unos midiendo los pasos que había de la anqueta hasta donde estaba el cadáver, entonces decían ¿pero como se llama?, ¿comó se llama?, se acerca uno y dice:-Ah yo lo conozco, es un borrachito que hace mandados aquí en el mercado-Sí pero, ¿Cómo se llama? -Pos no sé, le dicen Juan el Perro PelónInmediatamente me fui sobre el cadáver y al bajarle la cachucha vi que sí, que era el mismo, y les dije:-Hace 53 años que este hombre me dijo “acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”Esto ya no puede ser coincidencia ya no, esto es una providencia de Dios, de seguro este hombre me dijo eso muy de corazón “Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino” y Dios ha de haber dicho “Así será” y eso se cumplió después de 53 años... Gloria, de veras Gloria a Dios.

Victoria, una presa en las islas Marías


Testimonio relatado por el Padre Juan Manuel Martínez "Padre Trampitas"


Buueno ahora de una mujer, una de las presas que tenía, "Victoria", porque las mujeres,aaaaaayyyyy, aaaaayyyy llegamos a tener 121 presas, aaayyy esas si son malas heeee aaayyy mamá, yo creo que hasta el diablo les tiene miedo, yo creo que hasta el diablo cuando va a tocar una de esas mujeres primero se encomienda a Dios, para ni salir descolado, bueno de recién llegado yo, como en el año 49, había una de ellas, chaparrita, muy mona por cierto se paseaba por ahí, y cuando veía que se le quedaban mirando-¿Qué miras?-¡Nombre ni siquiera te miro!-¡Como no! Y sale la pedrada, era zurda y muy buen picher, la mandaron a un lugar del aserradero donde en ese tiempo estaban allá las que tenían de 7 homicidios para arriba. La mandaron para allá, pero allá no había separación de presos y presas, todos juntos, y de allá dijeron: “sáquela de aquí, porque nos mata o la matamos, ya nos tiene a 3 descalabrados”, bueno, ese día ofrecí la misa por Victoria y le dije a Nuestro Señor: “Señor, llévatela, porque ya no la aguantamos aquí a ver si tu la aguantas por allá (jajajaja) , salí de la misa y me puse a un lado del nuevo hospital que estaba en construcción, de 3 pisos muy alto y voy viendo que viene Victoria y le dije: - Hey Victoria, ¿te viniste del campamento sin permiso verdad?-Sí, ¿y qué? -No no no no, pásale, pásale mira están haciendo las curaciones arriba de la azotea porque nomás allá hay agua, súbete y no te vayas a pelear heee,-No padrecito, si a mi no me gusta el pleito, pero si me buscan hallan hheeeSe subió, al ratito de haber subido, comencé a oír: “hijo de esto......tu madre”, dije, ya se esta peleando esta vieja, lo primero que le digo es lo primero que hace y estaba yo mirando para arriba y que voy viéndola venir por el aire, miren dio una vuelta y cayo de espaldas en el cemento y ppaasss ahí quedo, tanto que le dije a nuestro Señor, así no quedamos (jajaja) yo tanto que le había dicho que muriera en gracia de Dios, así no quedamos, ya la envolvieron en una alfombra y la llevaron a donde iba a ser la sala de urgencias, la pusieron en unas mesas y llego el Doctor la estaba mirando, en estado de coma, respiraba, y me dijo “no tiene remedio” yo creo que tiene todos los huesos quebrados ahí se la dejo, está bueno y en estado de coma, otra ves a la Virgen de Guadalupe, miren nunca se me hecha para atrás mi Reina, Madrecita Linda, mira pocas veces te pido como esta Madre, mira mis lagrimas te ofrezco todo.La voy viendo que abre los ojos-Oye Victoria mira, no vengo a decirte que te confieses eh, vengo a decirte que en unos cuantos minutos, no horas, minutos, estarás ante el tribunal de Dios-Y ¿qué jijos de......le importa? (jajajaj) ¡Hay que fea mirada! Le relampagueaban los ojos, ¿qué jojos le importa?, ¡Lárguese! Y yo, no hallaba que decirle, me acorde que ella me había dicho que había sido educada con unas monjitas en un orfanato y le dije: -Oye victoria, mira piensa tu niñez, ¿te acuerdas cuando estuviste en un internado de niñas pobres en un orfanatorio? De seguro que comulgabas ¿verdad? -¡Claro!, sino me bajaban las notas, monjas hijas....Y comenzó hacer recuerdo, pero me acordé que me había dicho que había sido congregante de la Virgen María, miren, eso me dio mucha seguridad, porque una congregante fiel, la Virgen se encarga de todo y le dije:-Mira Victoria, también me dijiste que habías sido congregante de la Virgen María ¿verdad?-Sí ¿y qué? -No, de seguro que cuando recibiste la medalla hiciste una buena confesión y comulgaste bien-Pues puede ser que síComenzó a cambiar-Oye, y ¿cantaban en la congregación verdad? ¿Cantaban el Bendita sea tu Pureza?Lo primero que se me venia a la cabeza era lo que le preguntaba y miren como que en alas del recuerdo se traslado a su niñez y me dice:-Y a tres voces padre, viera que bonito-Ah, ¿y como termina? Y comenzó a recordar-No me dejes Madre mía, no me dejes Madre mía-Repítelo Victoria! Esta es la hora en que la Virgen María te va a pagar, esa comunión cuando recibiste tu medalla, cuando te consagraste a ella.Y comienza-No me dejes Madre mía, no me dejes Madre mía,.Me arrebata el Cristo..........-Padre, ¿todavía estoy viva? Confiéseme padre. No me dejes Madre mía.Válgame Dios ella lloraba y yo lloraba también, le dije:-Ofrécele tu vida que ya va a terminar-Sí padre, no me dejes Madre mía, no me dejes Madre mía.Y mientras tanto dándole la absolución, cuando acabe de darle la absolución vi que comenzó a disminuir la intensidad de su voz, se quedó nomás diciendo "no me dejes Madre mía", movía los labios y ya no pronunciaba, se quedó ahí murió.Miren cuando estoy narrando esto se me vienen otras vivencias que no sería posible terminar.

UN PRESO LLAMADO PABLO


Testimonio relatado por el Padre Juan Manuel Martínez "Padre Trampitas"


Lo que quiero, mi intención proyectar la misericordia de Cristo para los grandes pecadores, habrán oído que ya cumplí 31 años de prisionero en las Islas Marías, sin sueldo ninguno y sujeto a las leyes de la prisión, pero yo lo que quiero es dar a conocer como se porta Cristo allá en aquella prisión.Muchos saben que esta prisión es de lo mas terrible, yo recuerdo haberlos visto llegar amarrados, después de varias horas de barco, no podían ni moverse, aquí el cuello ensangrentado, con la soga que estaba amarrada, en esos momentos estaba adentro yo, y oí cantar el Alabare, Alabare, Alabare al señor, me acuerdo como unos de mis muchachos se convirtió nada mas con ese canto dijo el nombre de Él para Gloria de Dios. Era Pablo, un blasfemo de veras, hablaba contra la Virgen Maria daban ganas de romperle la boca aquel bruto, hablaba contra la Virgen Maria, pero mire, se gozaba, la trataba como una mujer cualquiera de la calle, muchos no lo querían por blasfemo, yo le decía:-¡Oye pablo!, ¿Tu porqué no vas a la iglesia? -¡No, son tisnaderas esas, a mi tráigame una marihuana, tráigame dinero! no esas cosas¿ paque sirven? Una ocasión iba yo a visitar un campamento llamado Aserradero, está como a 14 Km. de donde yo vivía, entonces vi en la playa, -una playa llamada Chapingo- vi como unos cuarenta o más hombres, descansando ya, serian como las 10 de la mañana, baje con mi pistolero que siempre me acompaña.- Buenos días muchachos - Buenos días TatitaUnos me dicen Tatita, otros Padre Trampitas.-¿Qué están haciendo?, ¿ya terminaron su melga?Melga es la tarea que tienen que hacer.-Sí ya-Pues vamos cantando muchachos-No padrecito, ¿pero como vamos a cantar?, usted sabe bien que nos esta llevando la consonante de nada(jajajaja) como vamos a cantar?-¡Si hombre! ¿cómo no? hombre ¡acuérdense de como le cantaron a la Virgen de Guadalupe el día de su santo! aquel versito del dolor, ¿quién lo repite? Y uno dice -¡Yo lo se!, pues dice: “Si buscas en este mundo quien te cante el dolor, en estas islas Marías encontraras ese amor”-Pues vamolas cantando- Pero padre. Bueno que le preguntamos a usted, ¿usted es prisionero como nosotros verdad? -Exactamente ¡Gracias a Dios! -¿A usted le dan de comer lo mismo que nos dan a nosotros?-Exactamente, ese es mi pago,-Bueno, ¿desde cuándo no le dan carne?-Bueno sí, hace más de dos meses que no nos dan carne-¿Ahí esta! ¿y quiere que cantemos?-¡Pues vamos cantando hombre! -Bueno pues y ¿qué cantamos?-Lo que oyen ustedes todas las mañanas, como los despierto, con el “Alabare, Alabare, Alabare al señor”, ya todos lo saben.Porque miren, antes cuando yo llegue, nos despertaban a las 3:30 de la mañana, la corneta y unos rieles tocando ahí y nos gritaban: “¡arriba hijos de.... se acabo la buena vida hijos ...! , bueno, así empezábamos el día, maldiciendo, ahora no, me levanto a las 4:15, a las 5 de la mañana estoy en mi aparato poderosísimo que se oye a 2 Km. de distancia, muy poderoso, gracias a limosnas que me han dado, hago que pigan el reloj de kinwichs allá son las doce del día y acá en las Islas Marías son las 4:00 de la mañana.Entonces les dije:-Un día más de vida es un día más cerca de cristoHice todo el ofrecimiento-Ahora si vamos a cantar el Alabare, ¡y todos vamos a cantar! ¿si?Bueno y ahí estaba Pablo, entonces mi pistolero dice:-Bueno muchachos con todo el gaznate abrir, es hijo de ...... el que no cante en voz alta, ¿lo oyes Pablo?-Pues claro que si lo oigo-¿Vas a cantar en voz alta verdad? -Claro, yo no quiero ser hijo de esa señora (jajajaja).Y comienzan “Alabare, Alabare, Alabare” , haaayyy pero ¿cómo estaría yo?, me sentía en la Gloria, créanme, se me afiguraba una columna de incienso bendito que subía, más de cuarenta hombres a la orilla de la playa cantando el Alabare, oigan, eso era una cosa imponente, y yo le dije a nuestro Señor: “ Señor, - con lagrimas le dije- haz un milagro Señor, para que crean en ti mis muchachos, Señor haz un milagro, que se vea tu poder, en cualquier forma pero que se vea tu poder, que se vea que tu escuchas el canto de ellos, a mi cóbrame lo que quieras señor pero haz un milagro.Pues mire, acabamos de cantar y Pablo estaba ahí con las manos así, encendido, encendido, yo le dije: "¿qué te pasa Pablo?¿te duele algo?", me daba una mirada y baja los ojos, muchachos -le dije a los demás- mira como esta Pablo.Llegaban y le decían: ¿qué te pasa manito?, ¿qué te pasa? ¿qué te duele?, los miraba y bajaba la vista, me acerque yo y le golpie la espalda y le dije: Pablo ¿te duele algo?.Entonces sí rompió en ..... -Sí padre, ¡me duele el alma padre!, yo nunca había alabado a Dios hasta este momento padre, ¡yo quiero ser bueno!, Pero miren un mar de lagrimas, me conmuevo porque el recordar es vivir no cabe duda. -¡Quiero ser bueno padre! Y vuelve con los demás que estaban ahí.-Muchachos perdonen el mal ejemplo que les he dado durante doce años que tengo aquí con ustedesY los demás muchachos-Ya veras Pablo vas a ser un hijo predilecto de la Madre de Dios-Jamás volveré a maldecir a la Santísima Virgen MariaEra una cosa verdaderamente hermosísima-Bueno hijo lo que tienes que hacer en confesarte para que tengas una vida.En caliente -me dice- en caliente vamos.Nos fuimos abajo de un cedro -le dije- siéntaten no padre, yo de rodillas y usted de pie de pie.¿Cómo estaría yo de feliz? ¿cómo estaría yo de feliz?, aquella cara que muchas veces me daban ganas de destrozarla por blasfemo, hecho un mar de lagrimas, confesando sus pecados, mira nuestro Señor en esos casos le da una luz sobrenatural, si vieran con que integridad hacen su confesión casi sin preguntarle, y ahí tienen a Pablo comulgando muy devoto, se acabó el otro, es un hombre bueno.

PANCHO VALENTINO


Testimonio relatado por el Padre Juan Manuel Martínez "Padre Trampitas"


Pancho valentino fue aquel asesino que mató al padre Juan Holand Tavernier en la capilla de la Virgen de FátimaEn la colonia Roma, era un luchador, muy conocido yo una vez lo vi levantar un hombre de 75 kilos y lo levantó 16 veces, muy fuerte, cuando llegó allá me saludo de esta forma:- Yo soy Pancho Valentino, el Mata Curas heeee, Y yo le dije:- Pues mira, yo soy el Padre Trampas, el que mata a los matacuras y no te me enchueques porque te lleva la ......Por muchos años no nos hablábamos, pasaron los años y lo puse de bibliotecario, pasaba todos los días a dar la primera misa, que tenia costumbre celebrar a las 7:00 de la mañana, - Buenos días PanchoMe daba una mirada despectiva, ni siquiera me respondía, a veces echaba algún escupitajo, así me respondía, después de varios años en una pasada que di, me dice:-Oiga padre trampitas, perdón la indiscreción padre ¿Es cierto que usted desciende de familia judía? -¿Y qué?, ¿Te duele?-No,no,no,no, no se me mosquee padre, no se me mosquee padre, es una simple pregunta porque yo quiero mucho a los judíos.- Bueno pos quiéremeY desde entonces empezó a asomarse a la misa, a los cuantos días me regalo un cuadro que lo tiene el Padre Gálvez , se lo regale al Padre Gálvez, donde está el Cristo de David inclinado y la sangre de Cristo cayendo sobre las Islas Marías y atrás le puso:“Al bueno y humano sacerdote Padre Trampitas quien sembró en mi alma el amor a Cristo, creo que mi Redentor vive y en el cielo lo veré, firma Pancho Valentino” Había un preso inglés, se acerca y me dice:-Oye Padre Trampitas cuídate de Pancho Valentino por que anoche me invitó para matarte. Yo no quise aceptar, porque a ti te debo la salud de mi esposa y mis hijos.-Está bien, le dije.Era un día 2 de enero, estaba yo escribiendo mis cartas ahí en la sacristía, oí que dieron el toque de queda, que en ese tiempo lo daban a las 8:30 PM. Todos deben estar en sus celdas, en sus barracas, al rato tocaron la puerta, yo dije adelante, entra Pancho Valentino y se para por un lado y me dice:-Buenas noches-Buenas noches Pancho-¿Estamos solos?-Nomás Dios está con nosotrosCierra la puerta y con una voz despectiva y fuerte dice:-Vámonos, camine, vamos al sagrarioMiren, créanme dije, ya me llegó la hora, pero miren sentí tal gozo, porque es una cosa que le he pedido a Dios morir en la prisión, y que mi tumba se levante entre las tumbas de prisión que muchos han volado al cielo. Dije, ya llegó la hora, dije. Tanto que le dije a Nuestro Señor, Señor te prometo no meter las manos para defenderme, camine y le dije a nuestro señor, acepta mi sangre y mi vida para salvación de todos los prisioneros a los actuales y los que vengan después, no tiene valor mi sangre pero tu se la darás.Llegamos frente al sagrario y le dije:-Ya estamos aquí Pancho, ¿Qué querías?Se quedaba mirándome, mirándome, me aventaba, me aventaba , porque al padre Holand Tavernier lo aventó para que el padre corriese, lo cogió de los pies y lo jalo y se le echo encima y así fue como lo ahorco y me aventaba, y le dije:-No mira Pancho, ¿Qué es lo que quieres?-¡Pues enséñeme como usted dice que ora con Dios!, ¿Cómo se ora?, ¡Dígame ya!, ja ja ja-No Pancho, eso no, ya dime a lo que vienes Pancho. Me llené de un gran valor, como nunca de alegría una emoción que sentía tan grande ya podemos decir que ya tocaba el cielo porque estaba allí la Virgen de Guadalupe que yo la había colocado allí, el sagrario, el altar, donde varias veces había pedido esa gracia, y morir aquí, pues todos los factores cooperaban a sentirme pues ya casi en la gloria, de veras.-Mira Pancho ya se a lo que vienes, lo que has de hacer hazlo pronto, te prometo no meter las manos para defenderme.Entonces me miró, se quedo mirando a la Virgen de Guadalupe, y miren yo vi cuando el semblante de aquel hombre cambio, la expresión de su rostro, se quedo mirando a la Virgen de Guadalupe y dice:-¡No!, ¡Ya no Madrecita!, ¡Ya no Madrecita!, ¡Ya no Madre de Dios! ¡Ayúdame!Y yo creí que iba a lanzarse sobre mí, apreté las manos detrás de mí, pero no, se fue contra el sagrario, lo golpeaba.-Señor, Dios, perdón, perdóname Señor, perdóname Señor, Señor Dios del Perdón, perdóname Señor. En este momento, hace 10 años un santo sacerdote tuyo expiraba entre mis manos asesinas.Y sí, era el 2 de enero cuando hizo el asesinato aquí hace 10 años.- Mátame si quieres señor, pero perdóname.Mira, aquel hombre no lloraba, bramaba, rugía como un león herido.-Mátame si quieres Señor, pero perdóname y ayúdame PadreYo caí de rodillas ahí también, yo que esperaba la muerte, me encontré con un abismo de misericordia, no más que caer de rodillas.Y yo le dije al Señor, Señor Dios mío tú no desprecies al corazón conscripto y humillado acuérdate también cuando yo te juré seguirte, cuando yo también fui tu perseguidor y te juré seguir, en delante de mi madre.Ya aquellos, unos 20 minutos de misericordia cuando ya di la absolución, miré sentí que me levantaba, como si mis brazos se movían, no se como decir.Al día siguiente ahí va a comulgar, y entonces uno de los presos me dice:-Padre oí sonaron las campanas gordas en el cielo, porque comulgo Pancho ValentinoY le dije:-Si hubieras estado aquí anoche, hubieras escuchado los sonoros bronces de los cielos tocando alegría, por un pecador que se arrepiente según la promesa de Cristo.Desde entonces asistía a la misa de rodillas, no se sentaba, de rodillas porque estaba delante de Dios. La homilía del Domingo toda la escuchaba de rodillas, porque estaba oyendo la palabra de Dios.Cuando iba a confesarse me hacía una señal y me decía:-Padre, una enjuagadita, una enjuagaditaDe puebla me llego un telegrama, donde me pedían palanca para unos Cursillos de Cristiandad, estaba conmigo Pancho y le dije:-Mira Pancho-¿Qué que es eso de palanca?-Mmm que tú vas a ofrecer comuniones, misas, pues algo que te cueste, o algo piadoso, para que aquellos hombres que se juntan allá encuentren a Cristo como tú lo encontraste aquí. -Ah, pues está gueno -Les voy a decir que tú ofreces 3 meses todos tus sufrimientos -Buenooooo, pero padre, ¿Cuáles sufrimientos?, mire padre se lo digo en verdad, desde que conocí a Cristo ya no hay sufrimiento para mí padre. Antes cuando me mandaban al corte de la penca, me mandaban a la piedra, o a los hornos de cal o a rajar leña, esos trabajos forzados, iba maldiciendo desde a mi madre hasta a Dios, maldiciendo pero iba, maldiciendo pero tenía que hacerlo, ahora padre, cuando me mandan a esos lugares a trabajar, mire voy con gozo, con gusto, porque voy a tener algo que ofrecerle a Cristo.Vean ustedes, miren, se fabricó una cruz que pesaba como 70 kilos de palo prieto, todos los viernes subía el cerro y bajaba con la cruz, y baja una vuelta a toda la isla en una bicicleta de doble tracción y amarraba la cruz son 60 kilómetros, le decían El Loco, mira El Loco , claro un cambio tan notable era El Loco.El 24 de octubre, Dios le llamó, esa mañana había ido a comulgar y se fué a confesar allá a mi casa, había comenzado a padecer unos ataques epilépticos sin contorción ninguna, duraba sin sentido como unos 10 minutos, pues le dio el ataque cuando estaba dormido, se le vino la cena y murió asfixiado, amaneció el 25 de octubre amaneció ya en el cielo.

EL PADRE TRAMPITAS


Las Islas Marías. Sí. A algunos nos suena a cárcel, a criminales de siete homicidios para arriba, a gente altamente peligrosa, a seres desalmados purgando su condena, perpetua las más de las veces... Una cárcel “natural”, sin paredes, donde la inmensidad del Océano Pacífico le trunca a cualquiera las ganas de escaparse.Durante más de treinta años vivió aquí un preso. Un preso más. Que comía como cualquier otro preso. Sujeto a las leyes de la prisión. Privado de su libertad. Encerrado. Ninguna diferencia. Bueno, una. Este preso... era voluntario.Sí. Lo que oyes. Un preso voluntario. Quiere decir que a él nunca le capturó un comando especializado de la Policía después de incontables meses de búsqueda. Quiere decir que no llegó amarrado ni custodiado por seis fornidos guardias de seguridad. Quiere decir que ningún juez le condenó a cadena perpetua en las Islas Marías. Quiere decir que ni mató ni robó ni nada que se le parezca. Preso voluntario.Su nombre: Juan Manuel Martínez. Su apodo: el Padre Trampitas. Sí. Un sacerdote católico.Tan preso que cuando el Papa Juan Pablo II visitaba por primera vez México en 1979, el P. Trampitas solicitó al Jefe de la cárcel un permiso especial para ir a alguna de las ciudades por donde el Papa iba a pasar. El permiso se atoró a medio camino y nunca llegó. Y se quedó sin ver al Papa. Él, que era sacerdote. Sacerdote hecho preso voluntariamente. Con todas sus consecuencias.Numerosos hombres de siete homicidios para arriba, mujeres purgando una larga condena por sus crímenes... pudieron encontrar a Dios y morir en paz gracias al testimonio y labor del P. Trampitas. Un sacerdote preso voluntario cuyas cenizas están ahí, presas entre los presos de hoy y de mañana.“Venid benditos de mi Padre, porque estuve en la cárcel y vinisteis a visitarme.”